Todos hemos ido oyendo consejos de cómo poder pasar tiempo en casa y que esto no nos lleve a la desesperación. Sabemos que tenemos que ponernos unos nuevos hábitos, porque es importante, pero nuestro cerebro aún está asimilando que hay un virus que no se ve. Pero que puede atacarnos en cualquier momento. Las noticias hablan de contagios de forma alarmante y ha habido miles de fallecimientos, y lo peor aún?: la inseguridad de no saber cuándo acabará y en qué situación psicológica, económica o emocional nos dejará; todo está por llegar. Estamos descentrados, y desconcertados, y lo notamos.

La realidad es que el ser humano funciona mejor con rutinas diarias, con obligaciones y responsabilidades, para que después, cuando llegue el momento de ocio, podamos disfrutarlo de manera más intensa. Antes deseábamos que llegase el fin de semana para no hacer nada y descansar, para estar tirados en un sofá y no tener que ponernos la chaqueta ni los tacones para ir a trabajar. Ahora tenemos ocio en casa como rutina, y empezamos a echar de menos esas obligaciones y responsabilidades como las de arreglarse para salir, ir a trabajar, coger coche, las pitas, el tráfico, la cola del supermercado o ir al colegio a recoger a los niños. Antes deseábamos tener tiempo para dedicarle a los nuestros, para ordenar aquel armario, para leer aquel libro. Ahora finalmente, y debido a estas circunstancias, lo tenemos, y qué es lo que vemos, que tampoco lo aprovechamos, y nos preguntamos: ¿qué es lo que nos pasa?

Pues está claro. No estás así por decisión propia. Sabes que lo estás porque estamos en un estado de emergencia sanitaria, que hay una crisis y una ansiedad latente en cada hogar y, queramos o no, hay un contagio social de miedo e incertidumbre que nos resta energías y capacidad para poder estar bien y poder, al menos, aprovechar estos momentos. Pero, al fin y al cabo, "tenemos que estar en casa"; entonces, ¿cómo podemos hacerlo mejor?

Como hemos dicho antes, necesitamos una rutina, ya que la que teníamos nos la ha cambiado la situación y debemos ponérnosla nosotros, no es impuesta de forma externa, y eso nos cuesta más. Es por ello que justo ahora debemos ser más responsables para con nosotros, para que nuestra mente pueda relajarse y sentirse mejor.

Primero de todo, ¡ponte horarios! Haz que de lunes a viernes tengas una serie de actividades a realizar en casa, vivas solo o en compañía. Intenta que haya una distribución del tiempo entre cosas a hacer en el hogar, o si trabajas o teletrabajas, organiza tu tiempo entre esas actividades. Deja tiempo para hacer ejercicio, indispensable para generar endorfinas que resten el estrés del momento, que tu cuerpo sienta el movimiento y que no se oxide. Sabemos que, cuanto menos hacemos, menos tendremos ganas de hacer.

Necesitamos saber en qué día vivimos y que todos los días no sean el día de la marmota. Por ello debemos establecer una rutina de lunes a viernes para que el fin de semana llegue y podamos descansar o hacer otras cosas que no hacemos durante la semana.

Después? ¡quítate el chándal! Levántate, dúchate y arréglate o, cuando termines de hacer los ejercicios o tareas físicas del hogar, ponte ropa con la que te sientas a gusto, pero conjuntado. Perfúmate, píntate un poco, siéntete guapo o guapa, eso es importante, no olvides tu estética y dedícale tiempo a ella. Verse bien es importante, para ti y para con quien convivas.

Haz una lista de tareas que siempre pensaste hacer en casa y que nunca tuviste tiempo para ellas. Cuando esto acabe te vas a tirar de los pelos pensando en todo el tiempo que perdiste. Y al mismo tiempo elabora otra de deseos que siempre tuviste, pero que por falta de tiempo o por cansancio ya no tenías ganas ni fuerzas para hacerlos. Ese libro, ese curso online, aprender algo nuevo, ¡hay tantas cosas! Incluye en tu planning diario el tiempo que le dedicarás a tus listas. Cada una tiene el suyo, y no podemos generalizar. Si vives en pareja o con hijos, buscad vuestro espacio conjunto o el espacio personal. A los hijos hay que ponerles una rutina, ellos solos no saben y ahora es un buen momento para enseñarlos a colaborar en casa, aprender a cocinar algo y muchas cosas más. Además de, finalmente, poder tener tiempo para jugar a algo juntos. Si vives en pareja, ¡cuidado!, que esta cuarentena no termine en divorcio. Es por ello que la distribución del tiempo de cada uno en cosas comunes o en cosas personales es muy importante. Tener vuestro espacio a solas es imprescindible, no tenéis que estar todo el tiempo juntos, porque al final el aburrimiento os contagiará y el malestar inconscientemente lo proyectaréis el uno en el otro. Buscad cosas diferentes para que luego podáis comentarlas, que se cree un diálogo y que podáis aportar cosas nuevas a la convivencia.

Continuad la vida social haciendo videoconferencias. Tenemos la gran suerte de estar familiarizados con tecnología que nos acerca a cada casa, a cada amigo o familiar. Que eso no se pierda, es más, que se gane.

Como vemos, si nos ponemos a hacer todo esto, al final el día no nos va a dar para todo aquello que nos gustaría hacer. Por eso, distribuye tu tiempo, busca ese equilibrio entre todo lo expuesto, necesitas sentirte bien y salir fortalecido de todo esto.

Ahora tenemos un tiempo excepcional para conocernos más a nosotros mismos y, por consiguiente, a los nuestros. Ahora sí que es un buen momento para mejorar nuestras relaciones y poder enriquecerlas.

Si la crisis crea oportunidad, ¡no la dejes escapar!