Psicóloga. Coach

Político. CEO ETIK

Me gusta que las personas se coloquen regularmente en la casilla de salida. El ejercicio del liderazgo tiene mucho de análisis, de estrategia, de acción, de recompensas y, como nos recuerdan los libros de management, también de responsabilidad. Por ello, la responsabilidad nunca la podemos delegar, por ello tomar decisiones nos cuesta tanto, porque somos conscientes de que la toma de decisión ante situaciones de otros, asignados por nosotros, nos repercutirá.

Nuestro mapa global, mundial, europeo, nacional, regional, municipal, familiar y personal ha cambiado a gran velocidad; nuestro orden de prioridades se desajustó y estamos ahora entre que no nos lo creemos y sobre un estado de poca conciencia de la nueva realidad. Pero seamos optimistas ante todo, y antes de sentir miedo busquémoslo nosotros para desenmascararlo.

Me siento una gran defensora del ser humano que está detrás del cargo público, de esa persona llena de potencialidades, habilidades, capacidades e indecisiones como todo ser humano. Esta experiencia que estamos pasando nos afectará a todos por igual en muchos aspectos, especialmente en que todos haremos un ejercicio de valoración de resultados: el empresario, el trabajador o la trabajadora, los familiares que sufren por sus seres queridos, los que somos madres, padres, hijos, nietas, sobrinos, abuelos, nuestros médicos, nuestros farmacéuticos, nuestras Fuerzas Armadas, nuestros equipos sanitarios, los grandes equipos que velan por nuestra seguridad, nuestros estudiantes, nuestros niños, nuestras niñas... nuestros políticos y políticas. En definitiva, toda nuestra sociedad. Y como en todo proceso de valoración, obtendremos unos resultados que condicionarán la percepción de esta nueva realidad; las prioridades quizás hayan cambiado, y valoremos que ya no hay tiempo para generar cambios y seamos nosotros quienes los provoquemos. Quizás descubriremos que no existen ideologías, sino principios y valores. Y que, como nuestros médicos, “estamos por encima de ideologías, sexos y religiones”; y que, en general, la sociedad cada vez se identifica menos con una corriente. Vayamos a los proyectos que nos interesen y cambiémoslos cuando nos interese...

Apliquemos nuestra política nacional enfocándonos en la municipal: “Resulta que mi pensamiento no coincide con el de mi alcalde, pero como es buen alcalde merece mi voto, y le voto”. La política municipal se desarrolla en una plataforma de practicidad, de cercanía, de pequeños hechos y acciones sostenibles en el tiempo, que repercuten directamente en el trascurso de la vida diaria de las personas, de su satisfacción. Está por encima de ideologías, para dirigirse exclusivamente a una visión práctica de ajuste de recompensas. La historia está llena de resultados electorales que así lo demuestran, comunidades y “olas nacionales ideológicas” que no han podido con determinadas victorias municipalistas.

Esa practicidad es útil, porque dejamos de polarizarnos. Me encantaría que reflexionáramos todos sobre este concepto. Parece que nos venden ideas que nos encanta comprar con una gran facilidad… España no es un país polarizado, es un país unido, donde la mayoría de las personas se encuentran en posturas moderadas que abogan por que se unan las grandes tendencias, o proyectos macros políticamente hablando. Y las coaliciones sí representan minorías, necesarias para aportar el reequilibrio centralizado existente. Pensemos si nos interesa entrar o salir definitivamente del juego de las polarizaciones.

A mis líderes políticos me gusta provocarles tres claves:

  • Solo saldremos por el consenso de los grandes bloques, que representan a este gran país, que nos demuestra diariamente el valor tan grande de la suma de individualidades; cuando este virus nos dé la tregua, nosotros como país deberíamos ofrecernos la nuestra: enfoquémonos en un futuro lleno de éxitos y resultados conjuntos.
  • Pensemos que, emocionalmente, el ser humano tiene un límite para tolerar el dolor, la crispación, la rabia, el enojo... Somos seres positivos a los que nos gusta comprar positividad.
  • Y nuestro liderazgo político, nuestros medios tienen que enfocarse en esa dirección. Y llevémoslo a cualquier terreno de la vida pública; démonos una tregua y demos una tregua a la actualidad de este país.

Hablemos de cuántas vidas se salvan y salvamos, de nuestra evolución y crecimiento dentro de la pandemia, dirijamos nuestro foco a los casos de éxito, y provoquemos optimismo e ilusión por salir de aquí.

El liderazgo político va de eso, de tener una visión de un futuro mejor, visión que sin ti no seríamos capaces de ver…

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