Desde tiempos inmemoriales, la llegada de la primavera constituye una inagotable fuente de inspiración para la creación artística y literaria. De hecho, numerosos escritores la han utilizado como recurso estilístico, por ser símbolo de fertilidad y frescura. Encarna en sí misma a la belleza y representa como ninguna otra etapa las ideas de renacimiento, renovación y rejuvenecimiento. Volviendo al ámbito de la literatura, la primavera personifica la juventud, cuando las personas estamos en la flor de la vida, las plantas recuperan sus colores, los pájaros vuelven a escucharse, las jornadas se alargan y el sol brilla con más fuerza.

Este fin de semana, coincidiendo precisamente con el inicio de dicha estación, se celebra por vigésimo segundo año consecutivo el Día Mundial de la Poesía a instancias de la Unesco, con el objetivo de "fomentar el apoyo a los poetas jóvenes, volver al encantamiento de la oralidad y restablecer el diálogo entre la poesía y las demás artes, además de lograr que el arte poético no sea considerado un arte caído en desuso, sino una herramienta que permita a la sociedad reencontrar y afirmar su identidad". Manifiestan desde la citada Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura que la poesía tiene mil caras y emana siempre de lo más profundo de la cultura de los pueblos. Por ello, sus responsables vienen respaldando el trabajo de los autores, editores y profesores del mundo entero y desean recordar de nuevo su vigor e importancia artística, a fin de promover la lectura y la creación en una de las expresiones artísticas más auténticas y dinámicas de la Humanidad.

El mensaje de los poetas, a menudo testigos de excepción de las profundas transformaciones políticas y sociales de la Historia, es imperecedero. Sus textos nos invitan a forjar una paz duradera en las conciencias, a replantearnos la relación del hombre con la naturaleza y a fundar un humanismo que se nutra de la singularidad y, a la vez, de la diversidad de todos los ciudadanos del planeta. Se trata, no obstante, de una empresa difícil que exige la participación colectiva en escuelas, bibliotecas e instituciones culturales. También es importante comprender los profundos lazos que unen a la poesía con las demás artes, ya que no sirve solo para comunicar ideas y transmitir sentimientos, sino que, a costa de una labor incesante de la lengua, mantiene vivo el verbo humano y revela siempre el brillo original de la cultura. Así se entiende, pues, que la defensa de la libertad de expresión y de información, por una parte, y la promoción de la poesía, por otra, sean las dos caras de una misma moneda, que no es otra que el mandato al servicio de la paz.

Al igual que Jasón apeló a Orfeo para superar los obstáculos que no podían vencerse por la fuerza física o con las armas de guerra, también nosotros seguiremos necesitando de la poesía durante mucho tiempo para construir en la mente de los hombres y las mujeres esa paz tan ansiada. Para finalizar, comparto un texto de los artífices de esta celebración, que tiene lugar desde 1998: "La poesía contribuye a la diversidad creativa, al cuestionar de manera siempre renovada la manera en la que usamos las palabras y nuestros modos de percibir e interpretar la realidad. Merced a sus asociaciones y metáforas, y a su gramática singular, el lenguaje poético constituye, pues, otra faceta posible de diálogo entre culturas, libre circulación de ideas por medio de la palabra, creatividad e innovación. El Día Mundial de la Poesía es también una invitación a reflexionar sobre el poder del lenguaje y el florecimiento de las capacidades creadoras de cada persona". Un hermoso mensaje que ojalá sirva en el inicio de la primavera como un bálsamo para el alma, capaz de mitigar nuestros momentos de profundo dolor.