Millones de españoles, españolas y españolos con tos, fiebre y malestar han intentado inútilmente, durante estos días de zozobra, que les hicieran una prueba del Covid-19. Los servicios sanitarios no te la hacían si no venías de una zona de riesgo o habías estado en contacto con alguien que hubiera dado positivo. Así que ajo y agua y a quedarse en casa en cuarentena tosiendo como un descosido.

Sin embargo, Irene Montero, la ministra de Igualdad de Podemos, dejó huella de la desigual consideración con la que se tratan los poderosos a sí mismos. Confesó en su twitter el miércoles de la pasada semana un hecho sorprendente, que pasó bastante desapercibido. La ministra escribió lo siguiente: "Ayer noté síntomas. Me han hecho la prueba del Covid-19 y he dado positivo. Voy a permanecer en casa con mi familia y desarrollando mi trabajo por medios telemáticos hasta que lo indiquen las autoridades sanitarias. Me encuentro bien". ¿Ayer notó síntomas y al día siguiente tenía ya hecha la prueba del Covid-19 y los resultados en la mano? Ñoooosssss. ¡Eso sí que es manga, compañeros y compañeras! Para que luego digan que la casta no tiene ventajas frente al común de los mortales.

Tal vez porque Irene Montero no estuvo en el Consejo de Ministros se coló, entre las medidas aprobadas, una que ha despertado no poco cachondeo. Las redes sociales ardieron con memes de un conductor detenido por la Guardia Civil de Tráfico, que enseñaba a través del cristal un cartelito con un mensaje: "Voy a hacerme unas mechas". Porque, aunque parezca increíble, uno de los negocios que debían permanecer abiertos en pleno estado de alarma eran las peluquerías. ¿Es acaso el desriz japonés un servicio público esencial?

El asunto levantó una polvareda importante y el cabreo del gremio, que no entendía cómo le obligaban a meter la nariz en la pelambrera de las doñas y doños con el peligro de que le saltara algún piojo infectado con el virus. La Comunidad de Madrid decidió pasarse la medida por el Arco de Cuchilleros y ante la evidencia de la monumental metedura de pata, alguien del Gobierno de Sánchez decidió recular. Las peluquerías cerrarán como cualquier otra actividad comercial "pero porque lo decide el Gobierno", advirtió con altanería un comunicado oficial.

La sensación, hermanos y hermanas de este valle de cuarentenas, es que el Gobierno de España se ha encontrado con la posibilidad de realizar un ensayo general del "te vas a enterar de lo que vale un peine". Como el portero de la discoteca que te enseña los músculos y los dientes antes de darte un gorrazo, ha decidido sacar los efectivos de la UME en Madrid, Valencia, Sevilla, Zaragoza, León, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife. O sea, no ha puesto uniformes en las calles de Barcelona o Bilbao, pero les está enseñando a los independentistas que cuando España aprieta es que aprieta de verdad. De ahí la cara de estreñido que tiene Quim Torra y lo cabreados que están los vascos.