La pasada semana, Francisco Pomares, prestigioso columnista, publicó un artículo en este periódico titulado "Vienen curvas", donde exponía, muy bien documentada, su preocupación por el dato de Eurostat que confirma que Canarias vuelve a estar por debajo del 75% de la renta media europea.

Una confirmación, por ver el vaso medio lleno, de que las políticas europeas de fondos y ayudas de estado pueden ayudar a la mejora de un territorio, como ayudaron a Canarias a llegar hasta en 98% de la riqueza media europea, si están dotadas suficientemente y se invierten correctamente donde se necesitan.

Concluye en dicho artículo, el Sr. Pomares, resaltando la importancia de no fiar el reparto de la riqueza que genera Canarias donde el gasto público es muy ineficiente para garantizar el estado del bienestar y el progreso.

Ahora, nos sumergimos en las medidas que tendrá que acometer un País como el nuestro, con un importante déficit y un nivel de deuda por encima de la media europea, para paliar el efecto colateral más importante del coronavirus, más allá de su propia importancia sanitaria, mientras los bajistas hacen su agosto en marzo, apostando a la baja de la bolsa y hundiendo de manera temporal los precios de las acciones cotizadas, tanto por el efecto del contagio como por la bajada del precio del petróleo y las reservas de los turistas bajando de manera continuada.

EE. UU., metido de lleno en su campaña electoral para la presidencia, propone rebajar impuestos, recortar el IRPF y aprobar préstamos a las pymes afectadas.

Italia debate medidas progresivas por valor de 10.000 millones de euros. La oposición en nuestro País presenta un decálogo pidiendo reducir a la mitad el impuesto de sociedades a los sectores afectados, o en las zonas de cuarentena, aplazar el cobro del IVA, suprimir las subidas fiscales anunciadas, reforzar la partida presupuestaria para la sanidad gestionada por las comunidades autónomas, una línea específica de liquidez para las empresas afectadas que las necesiten y ayudas a las pymes para financiar el coste de las bajas por aislamiento y reducción de jornada laboral, entre otras.

Medidas necesarias para n destruir empleo, y sostener la actividad económica, que deben venir acompañadas de un presupuesto suficiente y la financiación consecuente, una vez que se escuchen a los afectados y expresen cuáles son sus afectaciones y necesidades por estas decisiones sanitarias que, sin duda son necesarias y deben venir perfectamente gestionadas.