Es evidente que no hay ningún parecido entre la peste negra, que en el siglo XIV acabó quizá con la mitad de la población de Europa, y el coronavirus (en el país más infectado, Italia, los fallecidos hasta ahora son 1,5 por cada 100.000), pero llevar al límite de lo razonable las precauciones parece obligado. El problema principal está en que meter en casa a tanta gente sin control alguno de tareas puede tener otros efectos nocivos, como una pandemia de adicción a las series. En el caso de la peste negra un grupo de ociosas y ociosos se dedicaron a contarse historias durante el encierro, y así surgió una de las cumbres de la literatura universal, "El Decamerón", de Giovanni Boccaccio. Se trata de una invención literaria del propio Boccaccio, claro, pero podría ser buena idea para una promoción masiva de la lectura, en soledad o en grupo (respetando siempre la distancia de seguridad).