Me voy a hacer de Tinder -o mejor de Ourtime, que ya tiene uno una edad- para ver si ligo algo. Como hay que escribir en el formulario de acceso las características de la persona que se busca, copiaré y pegaré este texto que circula por las redes: "Me interesa alguien con buena ortografía para tener una intensa relación textual". Y es que, vistas cómo están las cosas en los guasaps y compañía, cuando leo "ola megusta muncho tus colujnas del pediórico", abrazo a mi diccionario y le susurro: "Tranquilo, todo va a ir bien".

La intelectual y polémica (pleonasmo) Hanna Arendt se declaró atea más de una vez, aunque la wikipedia la adscribe al judaísmo en el apartado "religión". Un periodista le rogó que se explicase al respecto. Bien oiréis lo que dijo: "Personalmente voy tirando (y en realidad mejor que peor) con una especie de confianza en Dios, quizás infantil, porque nunca la he puesto en duda, y que es diferente de la fe, que siempre cree saber y que por eso cae en la duda e incurre en paradojas. Por supuesto, esa confianza no sirve para nada, salvo para estar alegre". No es poco.

Reza un muy mal titular: "Sánchez convoca para el lunes la mesa de diálogo con la resistencia de Torra". La noticia aclara que Torra se resistía a esa mesa, con lo cual bien venida fuera una coma tras "diálogo" para que todos nos entendiésemos. Porque lo que en realidad acaba por decir tan mal título es que Pedro Sánchez convocó una reunión con las personas que se resisten a Torra, con los disidentes de Torra, sus adversarios. Mal.

Leo en una crónica : "¿En qué momento se había jodido el Perú? Esa pregunta era la clave de 'Conversaciones en la Catedral', novela fundacional con la que Mario Vargas Llosa impulsó la carrera que le llevaría hasta el Nobel". Vaya, tres errores en tan poco espacio. No es "Conversaciones": es "Conversación", en singular. No es "la", con minúscula, haciéndole así perder la ironía al título, pues parece que se trata de una charla en una Catedral mayúscula, cuando Vargas Llosa se refiere a un barucho infame llamado "La Catedral". ¿Fundacional? Hombre... Fundacional es el principio o el origen de algo. Y antes de esa magistral novela se publicaron "La ciudad y los perros" y "La casa verde" y la breve "Los cachorros" (casi nada las tres). Y los cuentos de "Los jefes". Hombre, fundacional... Qué poco atinamos o afilamos a veces.

Cómo trata el lenguaje de que nos escabullamos del horror, del espanto, del escalofrío que nos hiela. Para conseguirlo, hemos inventado los humanos el eufemismo. Por ejemplo, la muerte es pasar a mejor vida, fallecer, irse, quedarse, entregar el alma, exhalar el último suspiro... También hemos creado el disfemismo para escapar mediante la burla nerviosa: palmar, estirar la pata, bajar la persiana, entregar la cuchara, espicharla... No es, pues, extraño que se nos vaya el estilo cuando la prudencia periodística, lo políticamente correcto o el simple pánico a nombrar los abismos nos sofrenan. Sobre un caso tremendo que anda en tribunales, leo que una madre le propinó (presuntamente todo) una bofetada a su hija adolescente cuando la joven "fuera de sí, trataba de llevar a cabo una acción autolítica". Una fuerte perífrasis ("trataba de llevar a cabo") y un sintagma de uso nada común ("acción autolítica"). El lenguaje se convierte a veces en el ibuprofeno contra el pavor.

Cómo disfruto con las expresiones que surgen espontáneas del habla popular y son tan exactas, tan claras, tan nítidas... aunque parezca que no se entienden. Tras un desastroso partido del Real Betis Balompié, una periodista pregunta sus impresiones sobre el equipo a un bético veterano. Es rotundo: "Como no ehpabilemo, ehto no va a tené ganansia". Mis disculpas por la transcripción, pero qué colosal es ese "no va a tener ganancia".