A los dos años de su muerte, Antonio Fraguas (1942-2018) regresó con un guiño inteligente y cómplice a sus compatriotas con los que transitó desde el desarrollismo franquista a la sociedad digital con su equipaje de ternura e ironía. El camino común se abrió en 1964, cuando publicó sus primeras viñetas en el diario "Pueblo", y acabó en "El País", con una colaboración diaria durante los últimos veintitrés años de su vida.

La Biblioteca Nacional de España, que guarda una parte sustantiva de su legado, expuso los originales de los dibujos dedicados a la Constitución de 1978; y sus admiradores tuvimos la oportunidad de reafirmarnos en la eficacia del humor para buscar las libertades proscritas y el desenvolvimiento cotidiano de las sociedades democráticas.

Contra el humor de posguerra, tan chusco, burdo y chabacano y chusco como la activa censura, un grupo de humoristas gráficos, unidos en el propósito y distinguidos por el grado de la chispa y la acidez -Chumy Chúmez, Serafín, Cebrián, Martín Morales, Ops, Peridis y, por supuesto, Forges-, ofrecieron nuevas fronteras y dejaron atrás, como la propia historia, el señoritismo y la chulería, el clasismo sin paliativos que mantuvo la dictadura desde su imposición hasta sus violentos estertores. Las movilizaciones en fábricas y universidades, en barrios obreros y minorías cultas que alentaron el cambio inaplazable, las reivindicaciones de hechos diferenciales y autogobierno de las periferias del estado, contaron con un grupo insobornable que, rotulador en ristre, desde las rendijas del posibilismo al sol pleno de la libertad, lograron que la costosa transición tuviera tiempos amplios y espacios limpios para la sonrisa, que es el prólogo de la comprensión y la empatía, las condiciones básicas para la sana convivencia.

Forges and company -y sostengo su liderazgo personal por la singularidad de sus criaturas- interpretaron los sentimientos de lo mejor de la sociedad española y resaltaron los valores del cambio desde su inequívoco y divertido compromiso. Los personajes forgianos -matrimonios burgueses, abuelas rurales, empresarios, chupatintas, becarios, tenaces náufragos y figurones varios- salieron de los círculos elitistas y fueron demócratas básicos y cada cual, a su manera, demócratas desde la hora cero.