Excesos. Ha sido una semana de tanta información como confusión. Los excesos informativos no son buenos y en ocasiones producen el resultado contrario al deseado. Confundir. Ha sido tanto el bombardeo de noticias respecto al coronavirus que a lo largo de los días hemos recibido que tienen más de competencia entre medios que de información fiable. ¿Alguien es capaz de explicar que se anuncie que de las 1000 personas retenidas en un hotel de Adeje se autorizara la salida de 400, sin que nadie explique qué sistema de selección se ha utilizado, para que horas después esas 400 quedaran reducidas a 100? Que nadie vea en esta modesta reflexión un ataque a nadie y menos a nadie a los servicios sanitarios de Canarias pero estarán conmigo en la confusión que han generado ellos mimos. Más; desconcierta y preocupa que las personas que han liderado la información sanitaria en ese o en otro centro, hablo de Canarias, atiendan a periodistas, conversen con amigos en los alrededores del hotel sin apenas precaución. Yo entiendo, faltaría más, el desconcierto y la preocupación del Gobierno canario, que con su presidente al frente trató de bajar el listón de la psicosis afirmando que tenemos la mejor sanidad de España. Una torpeza de Torres que de inmediato activó la memoria de los miles de ciudadanos que esperan una atención sanitaria. Lo que quiero decir es que en ese pim, pam, pum de ofrecer la información directa y veraz han dado dos vueltas de tuerca y se han ido a vender lo que siempre venden los políticos, sus logros. Me pregunto, ¿no habría sido más práctico decir, como se explicó con rapidez, que el virus no mata, que tiene la incidencia de una gripe y que atajado a tiempo e identificado no se come a los niños vivos?

Un poco chusco todo, chiste incluido. Por no hablar de los periodistas que han hecho guardia en los pasillos a ver si cae la breva.