El peor error que se puede cometer, desde la mejor intención, es equivocarse en el diagnóstico de una patología. Porque el tratamiento que se le pone no será el adecuado. Canarias vive en este momento, como otras muchas partes del mundo, una alerta sanitaria a causa del CoV-2, ese siniestro coronavirus que está acaparando portadas escandalosas de muchos medios de comunicación. Pero, por la parte que nos toca, hacemos muy mal creyendo que el problema es solamente un asunto de salud. Porque es mucho más.

Por supuesto que ante el virus debe existir una respuesta sanitaria, que es la que se está dando. Y que las autoridades tienen que hacer exactamente lo que están haciendo, que es aislar la posibilidad de su propagación y atender adecuadamente los casos de personas contagiadas. Pero somos un destino turístico que atrae muchos millones de personas cada año. Y, por lo tanto, existe una vertiente de la imagen exterior que también debemos atender con otro tipo de medios y de estrategias.

La situación de falta de información en los aeropuertos canarios, con turistas desorientados por el cierre del tráfico aéreo a causa de la calima, tiene poco que ver con una alarma sanitaria. Pero seguramente si se hubieran dispuesto centros de información a los viajeros para ofrecerles datos fiables de las circunstancias en las que se encontraban y soluciones a sus problemas, hubiera mejorado nuestra imagen como destino. Seguimos cometiendo errores de novato en cosas que deberíamos tener muy sabidas.

Muchos medios europeos, tabloides y digitales escandalosos están titulando con alarmismo sobre la situación en las islas. "Vacaciones en el infierno", titulaba uno de ellos en Gran Bretaña. Fotos de un hotel en cuarentena, policías, personal sanitario con mascarillas, declaraciones dramáticas de algún turista... Son mensajes más poderosos que los de las autoridades, que aseguran que todo está bajo control y que tenemos la mejor sanidad del mundo mundial.

Si queremos combatir el miedo no valen los mensajes oficiales. Tenemos que ser mucho más imaginativos y combatir los fakes y las informaciones tendenciosas con publicidad contundente. Un famoso en una playa de las islas disfrutando del sol. Un cantante divirtiéndose en uno de nuestros carnavales. Miles de personas de jolgorio en las calles de Canarias...

Las bolsas caen. Se suspenden eventos internacionales. Y los economistas hablan de una crisis en el comercio mundial. Los gobiernos de España y de Canarias deberían estar orientando ahora mismo fondos extraordinarios para realizar una campaña específica que transmita a todo el mundo las imágenes -que valen más que cien mil palabras- de cómo miles de visitantes disfrutan de unas vacaciones absolutamente normales en un destino totalmente seguro. Esto no es solo una crisis sanitaria -una bastante preocupante- sino también de comunicación. El coronavirus afecta a todo el mundo y en todas partes. Pero el miedo de nuestros potenciales turistas, que se empieza a notar en las previsiones de los touroperadores, es un asunto exclusivamente nuestro. Y somos nosotros los que nos la estamos jugando.