El último en apuntarse a la carrera por la nominación demócrata a la Casa Blanca, el multimillonario Michael Bloomberg, es en realidad un redomado republicano que mudó hace poco de piel: neoliberalismo en vena en su nuevo partido.

Bloomberg, una de las diez mayores fortunas de EEUU, fue durante doce años alcalde de Nueva York, donde llevó a cabo una durísima política de ley y orden contra la pequeña delincuencia y de apoyo a los constructores como Donald Trump.

En la Gran Manzana, Bloomberg, fundador y dueño de la agencia de información y servicios financieros que lleva su nombre, se caracterizó por una campaña policial de hostigamiento hacia la población negra y latina de pocos recursos, que le valió acusaciones de "racista".

En los años que ocupó la alcaldía, desde la que impulsó la privatización de la enseñanza a la vez que combatió a los sindicatos y a los activistas contra el poder de Wall Street, su fortuna personal pasó, según algunos medios, de 2.000 a 30.000 millones, y desde que la dejó, se calcula que su patrimonio incluso se ha duplicado.

Ello le permite ahora prácticamente "comprar" la nominación del Partido Demócrata, al que se apuntó hace menos de dos años tras haber apoyado con su dinero a legisladores republicanos y ayudado indirectamente a la elección de jueces conservadores, incluido los del Tribunal Supremo.

Bloomberg defendió la invasión ilegal de Irak por George W. Bush, a la que calificó de "guerra contra el terrorismo", y apoyó también en su día al candidato republicano John McCain frente al demócrata Barack Obama en la carrera presidencial.

En un claro intento por frustrar las aspiraciones presidenciales del más popular de los aspirantes demócratas, el senador por Vermont Bernie Sanders, una vez que el favorito de la dirección del partido, el ex vicepresidente Joe Biden, parece no levantar vuelo, esa dirección cambió las reglas para permitir a Bloomberg apuntarse en el último momento a la carrera..

El oligarca, que cambió de partido en 2018, no ha necesitado reunir a 200.000 donantes individuales para participar en el debate de Nevada, porque no los necesita: le basta su fortuna personal.

Y ahora, el establishment demócrata, opuesto al viraje a la izquierda que siempre ha defendido Sanders, trata de convencer a todos de que el "socialismo" que defiende ese senador y que combaten con millonarias campañas poderosos lobbies, que lo califican de "radical", no servirá para sacar a Trump de la Casa Blanca, por lo que se requiera a alguien más "moderado" como Bloomberg.

Un autor de aquel país llamado Anis Shivani ha recopilado algunas declaraciones de la etapa de alcalde de Nueva York de ese demócrata de nuevo cuño que indican muy bien lo que el "establishment" demócrata parece entender por "moderación" y "pragmatismo".

Frases como ésta: "Si queréis expulsar a ese uno por ciento que paga el 50 por ciento de los impuestos o a ese diez por ciento que paga el 70 por ciento del total, no tendréis policías que velen por nuestra seguridad, bomberos que nos rescaten, ni maestros que enseñen a nuestros hijos.

La gente está abandonando Francia porque allí han subido los impuestos. Nos guste o no, los ricos son móviles". O sea, que pueden fácilmente establecerse en cualquier otro país. Es la ventaja que tienen sobre la inmensa mayoría de los trabajadores.

O estas otra: "Necesitamos bancos, si los bancos no conceden préstamos, no superaremos nuestros problemas económicos, ni tendremos trabajo. Siempre culpamos a la gente equivocada. Culpamos a los bancos".

"¿Quién paga nuestros impuestos? ¿Queremos que vengan esas personas y no somos quienes para si se les paga o no demasiado. ¿No sería estupendo que se estableciesen aquí (en Nueva York) todos los multimillonarios rusos?, afirmó en otra ocasión quien se ha opuesto siempre a un salario mínimo. ¡Entre oligarcas anda el juego!