Se hicieron de oro, llenaron sus alforjas de gloria y se desvanecieron de por vida como uno de esos globos de Peppa Pig rellenos de hidrógeno que se escapan en dirección al cielo sin remordimientos; ajenos al llanto desconsolado del niño (o la niña) que acaba de perder la última adquisición en la feria. Que los Milli Vanilli eran más falsos que una moneda de 25 pesetas de chocolate lo sabemos desde hace tres décadas.

Rob Pilatus y 'Fab' Morvan eran un fraude. Ni componían, ni cantaban, ni se habían aproximado jamás a un pentagrama... Lo más cerca que estuvieron de esas cinco líneas horizontales fueron los días que tenían que cruzar un paso de peatones de su ciudad natal, Múnich. Esa trola vendió millones de discos y conquistó el único Grammy de la historia que se ha tenido que devolver por una adulteración confesa. Para construir una gran mentira hace falta arrojo, algo de materia gris y una generosa dosis de suerte, que en el caso de Milli Vanilli tiene nombre y apellido: Frank Farian, productor de Boney M, fue el ideólogo de uno de los mayores embustes que recuerda la siempre complicada industria musical. El 'play-back' es otra cosa...

Anda el patio revuelto con el hecho de si Paulina Rubio cantó o no cantó. ¿Sintió la mexicana las estrofas de Ni una sola palabra o se limitó a mover los labios presa de la emoción del Santa Cruz en Carnaval? Ese misterio forma parte del mismo Show Must Go On ( El show debe continuar) que inmortalizó el Boys, Boys, Boys a Sabrina Salerno en 1987, es decir, que los mitos a veces se construyen a partir de una bola, un escándalo o un efecto que puede tener unas consecuencias penales. Por cierto, Rodrigo Rato, otrora uno de los hombres más poderosos de este país, disfruta desde ayer de su primer permiso penitenciario de seis días.

Me temo que el tránsito de Pau por Tenerife no será recordado dentro de 30 años, pero hoy todo el mundo está hablando de que estuvo en la Isla la noche en la que eligieron a Sara Cruz reina de las fiestas de invierno (o lo que fue de él) 2020. Al final, todo es según el color del cristal con el que se mira. Un fracaso puede ser el primer impulso hacia el éxito, o un despegue el camino más corto para pegarte un buen estampido. Milli Vanilli, por ejemplo, nos tuvieron engañados durante años. ¿Estamos en boca de miles de personas? Pues póngase delante del trastero, abra la caja que pone disfraces y disfrute el fin de semana, es carnaval...