Ana Oramas opina que para el anhelado objetivo de la unificación nacionalista sería muy conveniente que Román Rodríguez se echara a un lado. Hacia qué lado debería echarse el actual vicepresidente del Gobierno autonómico no lo ha precisado Oramas, pero probablemente se refiera al que cae por un barranco. Cabría preguntarte a la diputada si Fernando Clavijo debe echarse también a un lado, o si, en el caso del expresidente, echarse a un lado es compatible con conseguir entre aplausos agónicos la secretaría general de CC en el Congreso Nacional previsto para mayo, sagrado trampolín hacia la candidatura presidencial en 2023. Después, más o menos, lo de siempre: desde Nueva Canarias la insistencia en que el nacionalismo canario unificado debe tener una agenda socialdemócrata y ahora alicatada con ecologismos y feminismos a gusto de la clientela; desde CC, ese discurso políticamente grotesco e intelectualmente vergonzoso, eso de que "no somos de izquierdas ni de derechas". Incluso podría admitirse, como partido ideológicamente mestizo, relatos como ese que se legitima en la moderación, en seleccionar políticas progresistas o políticas conservadoras según la coyuntura y desde la exigencia de maximizar los beneficios de un régimen autonómico más potente y con un Estatuto reforzado. Pero todavía, como alpiste propagandístico, esa triste machangada de no ser de derechas ni de izquierdas.

Con una fuerza nacionalista mayoritaria -Coalición- todavía traumatizada por su desalojo del poder y sin ninguna señal de renovación política, programática o discursiva, y una fuerza política minoritaria -NC- abocada a las limitaciones de un socio menor de un partido de ámbito estatal -aun cuando su máximo dirigente exprime al máximo su proyección institucional y se multiplica en espacios, relaciones y foros- el futuro no se antoja demasiado brillante. Ayer la ministra de Administraciones Públicas, una canaria, Carolina Darias, anunciaba que próximamente se reuniría la Comisión Canarias Estado, y el propio jefe del Ejecutivo, Ángel Víctor Torres, anunciaba que era hora de solicitar, ya con un Gobierno estable en Madrid, de solicitar los traspasos competenciales que están establecidos en el nuevo Estatuto de 2018. Es harto difícil que lo consiga, y si lo hace, lo más probable es que las nuevas competencias no lleguen ni con un mendrugo de pan bajo el brazo, pero en caso contrario el PSOE canario obtendría una gran victoria que señalaría a los nacionalismos y regionalismos de las islas como muy prescindibles. ¿Es necesario ser de derechas? Somos capaces de devoluciones en caliente y de levantar vallas más altas en las fronteras, por ejemplo. ¿Es necesario ser de izquierdas? Pero si hemos subido el salario mínimo, las pensiones y los sueldos de las funcionarios. ¿Nuestro Estatuto amplía nuestras competencias? Pedro Sánchez firmará los traspasos, sobre todo, si no le cuestan un euro. El populismo de centro o populismo de gobierno que caracteriza el Gobierno de Sánchez, ha transformado el PSOE en "una organización de vocación presidencialista y aires de plataforma electoral" que no le viene mal a los socialistas canarios. El PSOE canario ahora será de derecha, de izquierda, liberal o nacionalista sin mayores problemas, porque será propaganda diseñada y evaluada desde Moncloa. El problema, a medio plazo, lo tienen CC y NC. El problema de no encabezar jamás otro Gobierno en Canarias. No disponen de un tiempo ilimitado para abordarlo.