La respiración es un proceso vital que consiste en la entrada de oxígeno, al cuerpo de un ser vivo, y la salida de anhídrido carbónico, así como al proceso metabólico de respiración celular. Y fíjense que he dicho proceso vital y, a pesar de ello, a menudo, infravaloramos su poder, considerándolo solo un acto automático e inconsciente. En la antigua cultura oriental, sin ir más lejos, la respiración es el proceso a través del cual transmitimos la energía a todo el cuerpo y, como tal, es de absoluta importancia. Y es que la respiración no es solo una actividad de los pulmones. Todo el organismo respira a través del pulmón. Quien captura el oxígeno y quien expulsa el dióxido de carbono, es todo el organismo. Sus miles de millones de células consumen oxígeno incansablemente, con el fin de liberar de los glúcidos (azúcares) la energía necesaria e indispensable para realizar sus actividades. Por otra parte, la respiración está estrechamente relacionada con los distintos estados emocionales, tanto que al variar la primera, varían los segundos, y viceversa. La ansiedad, sin ir más lejos, causa un desajuste en el ritmo de la respiración, que, por la expulsión excesiva del dióxido de carbono, se relaciona con muchos síntomas físicos de esta patología, como mareos, calambres, dolor de cabeza, palpitaciones y hormigueos entre otros tantos. Por eso, para atenuar, por ejemplo, un estado de ansiedad, lo primero que hay que hacer es controlar la respiración, ya que tanto ella, la ansiedad, como el estrés, van asociados a una respiración superficial llamada torácica. De hecho, muchas personas están acostumbradas a respirar de esta manera, con una respiración superficial. Sin embargo, una buena respiración exige la utilización del diafragma, el músculo que separa la cavidad torácica de la abdominal. Practicar la respiración lenta y profunda nos va a ayudar a recuperar la calma y tranquilidad, reforzando, a su vez, al sistema pulmonar, las funciones cardiacas y controlando la tensión arterial. Fíjense la cantidad de propiedades beneficiosas que tiene para la salud. O sea que viendo estas ventajas, se me ha ocurrido hablarles de un ejercicio, muy sencillo, con el que se puede conseguir relajar el cuerpo y la mente, además de fortalecer de manera significativa el diafragma: Hacer 10 respiraciones potentes, tres veces al día en la siguiente proporción: 1) Inhalar contando hasta cuatro. 2) Retener contando hasta dieciséis. 3) Exhalar contando hasta ocho. ¿Le ha parecido interesante?