"Alcalde; todos somos contingentes, pero tú eres necesario". Hilaridad de José Luis Cuerda en "Amanece que no es poco", en la que los vecinos del surrealista pueblo ideado por el cineasta que acaba de fallecer ejercían puestos, trabajos y oficios por sorteo, y donde a alguno le dio por plagiar a Faulkner. "¿Es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner?", le afeaba el sargento de la Guardia Civil al plagiador. En el caso del Barça, en concreto de su planta noble, hace tiempo que ya nadie es contingente ni necesario y mucho menos plagia a Faulkner. La última prueba, el incendio a lo bombero pirómano que ha montado Abidal, director deportivo de circunstancias, con su entrevista en el Sport dando mandobles a todo lo que se mueve y que tanto ha cabreado a Messi. Cuesta creer que Bartomeu y el aparato de comunicación del Barça no estuvieran al corriente de las bombas que iba a soltar Abidal, pendiente de un hilo después de haber sido ratificado en el cargo. Txemari Bartomeu inició el nuevo curso futbolístico tirando la casa por la ventana para tratar de amarrar títulos como fuera en todas las secciones (fútbol, baloncesto...) y dejar un legado deportivo que tapara el desastre contable que se sospecha que hay detrás de un club que se ha tenido que quedar con 16 fichas profesionales en un intento de adelgazar una masa salarial que no la aguanta ni la Coca-Cola. Pero los incendios que ha provocado directamente o indirectamente el "presi" amenazan con obligarle a un adelanto electoral. Sin olvidar que en Barcelona ya hay quien teme que esto acabe en un año en blanco y que el fracaso deportivo haga pasar a la historia a Bartomeu por ser el presidente al que Messi dio con la puerta en las narices. Eso sí que lo convertiría, aún más, en ni contingente, ni necesario.