Si dudas de que las emociones dirigen nuestras acciones, nuestro voto, nuestras relaciones, las salidas de nuestras organizaciones... entonces, si dudas, es aquí.

Escucho a diario a muchísimas personas, brillantes en sus trayectorias personales y profesionales comentándome que en ellos y ellas prima la razón, que sus decisiones están tomadas exclusivamente desde la cabeza y no desde el corazón. Incluso nos encontramos algunos dirigentes que piden nuestro voto "desde la cabeza", o incluso quienes han desarrollado un binomio ideología - sentimiento, donde sólo agrupan o clasifican en ese valor a unos pocos. Quizás es solo una creencia que nos hace percibir, creer y ver al ser humano como un potente ser racional, y fijaros como esas creencias limitantes han condicionado durante mucho tiempo nuestras acciones, enfoques, focos e incluso como han condicionado el valor que nos hemos otorgado a nosotros mismos sobre nuestras decisiones, el peso de ellas y lo que nos llevó a tomarlas así, es como "si aquello que sentíamos fuera de poco valor", como si diéramos por hecho que sentimiento y pensamiento fueran por libre?

Actualmente las investigaciones nos llevan a afirmar que la gestión de la emoción es la base elemental de nuestro liderazgo de vida. La neurociencia nos dice que somos, principalmente, seres emocionales que aplicamos la razón.

Nuestro éxito esta condicionado a la forma en la que gestionamos nuestras emociones y a la manera en la que conectamos con las emociones de los demás, es desde ahí desde donde evaluamos nuestro entorno de forma repetitiva.

En ocasiones, en el ejercicio diario de nuestro liderazgo nos preguntamos qué nos esta ocurriendo, nos abruman en ocasiones los buenos resultados, y en otras ocasiones los poco satisfactorios, nos preocupa cuando personas de nuestros equipos deciden marcharse a otras empresas; qué triste es cuando observamos cómo no somos capaces de retener el talento entre nuestras manos, y se nos escapa. Observamos cómo al salir de nuestras empresas, de nuestros equipos en política, esas personas triunfan en otros lugares, y lo observamos a veces con sorpresa?

Ese no querer considerar el valor de las emociones en nuestras decisiones y acciones, nos hace dejarlas de lado y no entrenarnos en nuestra gestión de ellas, es como no tomar conciencia de su existencia y del poder que tienen.

Jugamos en la liga de la racionalidad con elementos emocionales que desconocemos o no entrenamos lo suficiente, nuestra tendencia es buscar argumentos racionales. El análisis desde otras perspectivas nos puede equilibrar y ayudar a encontrarle respuesta a decisiones y acciones? ¿Quizás hemos mal entendido el concepto de emocionalidad?, ¿quizás lo vinculemos a un entorno banal?, ¿quizás nos consideramos más fuertes pensando que la razón gobierna nuestras decisiones?, ¿quizás pensamos que somos mejores políticos sólo por los resultados cuantificables? Quizás es mas fácil dejarnos llevar y no hacernos preguntas, ¿dónde está el voto cautivo de los partidos, a dónde fue a parar?, ¿cuál ha sido su destino?, ¿qué está sintiendo ahora la ciudadanía?, ¿ha cambiado el origen desde dónde se hace política?, ¿qué estoy haciendo yo para que mi proyecto tenga conexión con los intereses de la ciudadanía?, ¿cómo estoy conectando mis acciones con el interés general? ¿mi agenda está conectada con el interés actual de las personas de mi municipio? ¿y de la generalidad social? ¿qué puedo hacer, qué no estoy haciendo ahora, para que mi discurso se adecúe al interés actual de la ciudadanía, para sentir lo que ellos y ellas sienten?

Diseñar una estrategia de campaña, construir un manual de comunicación de una candidatura, construir una foto política al margen de estrategias de comunicación emocional, es segmentarnos y acercarnos a una realidad poco exitosa. El sentimiento está presente en todas las decisiones de la ciudadanía: económicas, territoriales, seguridad, transportes? incluso en la percepción del ejercicio del poder. El sentimiento de poder unido al ser humano, ancestralmente, es erotizado por la sensación emocional que nos produce.

Todos opinamos racionalmente hasta que nos afecta directamente y entonces "sentimos" y se abre una nueva realidad. La política "afecta a la ciudadanía" y las personas sienten, actúan desde ese sentimiento. Votan a su alcalde o alcaldesa porque les hace sentir bien, seguros, satisfechas, les facilita su vida, ofrece buenos transportes para sus hijos e hijas, que pueden estar en un parque limpio jugando, observan por la noche un coche de la policía local que vigila su entorno, su calle, y les hace sentirse seguros, protegidas; el pagar menos impuestos les permitirá salir un domingo a comer fuera y disfrutar en familia, y le aumenta su autoestima, le da poder y equilibrio.

Nuestras medidas "racionales" cambian sentimientos y percepciones, que conducen a motivaciones, como es el voto, sencillamente porque conectamos con vidas. Por ello la rivalidad política, sin soluciones, llega a cansar, llega a provocarnos el cambio de canal, porque está alejada del interés personal, de la provocación del voto.

Antonio Sola, Consultor Político de gran reputación internacional, conocido como el "Creador de presidentes", lo resume muy bien en su frase: "Los ciudadanos piden políticas prácticas, políticas que entren dentro del metro cuadrado de los ciudadanos, quieren ideas para transformar la vida que llevan".

La emoción no tiene ideologías, ni pertenece a unos pocos, ni siquiera es populista, es un factor presente en nuestras vidas, riguroso, académico y potente, tan potente que si no sabemos manejarla y gestionarla se lleva por delante a cargos públicos, altos directivos, grandes campañas? y a grandes personas? ¡cuidémosla!

"Hay una perdida de ese voto oculto que tenían los partidos. Ahora esa pertenencia se ha perdido, lo que la gente sigue son a líderes o personas que encabezan determinadas luchas". Daniel Ivoskus, Presidente Cumbre Mundial de Comunicación Política

Enero 2020

Hemos pasado de las ideologías a las ideas, y yo te pregunto, ¿cuál es la tuya?, ¿cuál es tu causa?

Psicóloga. Asesora - Coach Político