Asamblea Majorera es sin duda una de las organizaciones insulares de Coalición Canaria con mayor historia: en sus orígenes, que se remontan a las primeras elecciones democráticas, Asamblea fue una confluencia electoral de partidos -el propio PSOE entre otros- que se agruparon para concentrar el voto al Senado en una única candidatura de izquierdas. Desde entonces ha corrido mucha agua bajo los puentes (incluso bajo los de la Maxorata) y Asamblea ha sufrido tantas transformaciones, abandonos y rupturas que ya resulta difícil identificar en esta organización de hoy la mayor parte de sus mimbres del pasado. En las últimas elecciones regionales y locales, AM se enfrentó a una doble división: la primera, de carácter interno, fruto de los viejos enfrentamientos entre Mario Cabrera y Marcial Morales, que acabaron por provocar la retirada de Morales como candidato de Coalición Canaria, debilitando al partido. Y la segunda, la división de la tradicional base de votantes de Asamblea Majorera, fraccionada ante las dos presentaciones electorales del asambleísmo insular, la propia AM, y una organización surgida de escisiones previas de AM -Asambleas Municipales de Fuerteventura-, aliada de Nueva Canarias en las listas a los municipios y al Cabildo.

Aún así, AM, bajo la marca de Coalición Canaria, fue la lista más votada en el Cabildo y en cuatro de los ocho ayuntamientos de la isla, pero distintas alianzas, seguidas de mociones de censura en el Cabildo, en Pájara y Tuineje, acabaron por dejar a Coalición con una única alcaldía, la de La Oliva, donde gobierna con el PP. En todas las mociones de censura para descabalgar a Coalición del poder, fue determinante el posicionamiento de Asambleas Municipales de Fuerteventura y de Nueva Canarias, aunque Román Rodríguez se desentendió del comportamiento de sus socios locales en Pájara.

Una AM ya sin poder en la isla, dirigida por Cabrera, es la que este jueves pasado celebró una reunión insular en Tequital, que Cabrera presentó en un comunicado difundido ayer como la recuperación de la autonomía de AM dentro de Coalición Canaria, 27 años después de haberse incorporado los majoreros como socios fundadores de Coalición. Lo más optimista de la apuesta de Cabrera, responsable de las negociaciones que dejaron sin poder en el Cabildo y la capital a su partido, es que lo que se pretende con esa mayor autonomía es que AM inicie un proceso "que conduzca a la confluencia de organizaciones nacionalistas", promoviendo para ello "acciones, políticas y objetivos por encima de estructuras partidistas que hasta el momento no han podido avanzar de manera definitiva hacia esta confluencia". En realidad, lo que se plantea es lograr la unidad con quienes te han birlado el mando en plaza: si hay alguna isla donde la unidad nacionalista es difícil, es en Fuerteventura, donde Coalición perdió por moción de censura el Cabildo, entregado por Nueva Canarias-AMF al PSOE, la alcaldía de Puerto del Rosario, tras un pacto entre Nueva Canarias-AMF, Agrupación de Electores de Puerto del Rosario, Ciudadanos y Podemos, y además sufrió mociones de censura de los colegas 'nacionalistas' en Pájara y Tuineje.

Pero el relato es el relato: Mario Cabrera, ferviente defensor de la unidad nacionalista (cuando los nacionalistas con los que unirse no son los de tu propio partido) no trabaja para que Asamblea recupere el poder que tuvo, y que algunas de sus decisiones han volatilizado. Cabrera trabaja para hacer posible una alianza nacionalista que recupere a Paulino Rivero y le devuelva el control del nacionalismo a Román Rodríguez. Esa es la verdadera operación. Y el congreso coalicionero de mayo el lugar donde se jugará el primer envite.