Nos pasamos la vida esperando: soñando con una combinación millonaria, anhelando lo que nunca vino o aguardando el SMS que confirme que en cuatro días hay que pasar por la consulta del especialista sanitario asignado hace meses... La guerra de la lista de espera no tiene la misma antigüedad que la Batalla de las Termópilas, pero es una vieja cantinela que ahora sufre la consejera Teresa Cruz Oval. Antes padeció esa avalancha informativa José María Baltar con mejores resultados, y, en un pasado igual de socialista que el actual, Jesús Morera. La espera nos desespera. Sobre todo, cuando en medio existe una prueba que rellena tu existencia de dudas. Sanidad, y no estoy descubriendo la pólvora con esta frase, siempre fue un área propicia para el conflicto alentado desde la barra de una cafetería. Ayer, por ejemplo, un lector leía "ojiplático" el titular: "Mil pacientes más en lista de espera con los nuevos gestores de sociedad". El siguiente gesto que hizo fue agarrar el dispensador de sacarina, accionarlo dos veces sobre un cortado natural y pasar la página. Ya nos advirtió García Márquez: "La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir".

¡La espera continúa!