Se va Borja Semper de la política. Si estuviéramos en un entierro en la España profunda no faltaría una señora enlutada diciendo "ay, siempre se van los mejores". No es el caso. No se ha muerto, afortunadamente. Y no es el mejor pero sí un verso suelto en estos malos tiempos para la lírica política. No sé si el siguiente paso es ofrecerle entrar en Supervivientes, de Tele 5. Como a Cristina Cifuentes. Él ya logró sobrevivir a los asesinos de ETA, que le mataron a varios amigos y conmilitones. Semper, dirigente del PP donostiarra, dice que no soporta el clima de enfrentamiento ni los populismos. Hay que reconocerle su valor al dimitir por discrepar de la línea dura de su partido y su valía al denunciar el imperante y asfixiante clima de crispación, pero también reconozcamos que el colegir que no te van a promocionar o dar cargos suele influir en la marcha de un político. Apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría frente a Pablo Casado. Semper no aprueba el cayetanismo imperante, inflexible con los nacionalismos. Muchas polémicas ha tenido con ella, Álvarez de Toledo, una mujer que va camino de estar en desacuerdo con todo el mundo salvo con Casado. Al tiempo. El día menos pensado discrepa de ella misma y acaba considerando que sus propias declaraciones no fustigan lo suficiente a los enemigos de España y dimite de ella misma. Su ego es su nacionalismo particular, que siempre pide más. Borja Semper fue candidato a la alcaldía de San Sebastián por el PP e hizo una campaña callejera y valiente. Territorio comanche.

Su nombre engrosa la de tantos dirigentes populares vascos que han ido yéndose en desacuerdo con Génova. Hay quien se va dando un portazo y quien se despide a la francesa. Él lo ha hecho dando una rueda de prensa, fórmula en declive dada la costumbrita de no aceptar preguntas. El tuiterío ha tenido palabras de agradecimiento y homenaje hacia él, por echarle huevos a ETA en los años duros. Otros le han dedicado invectivas o han sido displicentes. Su imagen contribuía a dar idea de un PP más moderno y moderado, molón y joven, vascopepero sin complejos. "La discrepancia dentro de un partido es algo sano", ha dicho. A él le ha costado el cargo.