Ahí estaba Román Rodríguez, explicando que, gracias a tener una ministra canaria, en Madrid se enterarían finalmente de lo que es el Estatuto, y el REF, y la ultraperificidad, y las papas con mojo, y el corazón de los guanches y el murmullo de la brisa, pues no hay tierra como la mía ni raza como mi raza. Es curioso que ni Luis Carlos Croissier, ni Jerónimo Saavedra, ni Juan Fernando López Aguilar consiguieran - si es que lo intentaron - esos objetivos. Por no hablar de José Manuel Soria, caso aparte que entendió su ministerio como una suerte de sociedad anónima personal. En general, un ministro no lo es para hacer pedagogía entre sus compañeros: primero debe aprender a desempeñarse como ministro, ardua y a menudo agotadora tarea que solo consigue una minoría. Y dentro de esa minoría son apenas una fracción los que demuestran eficacia y eficiencia. Pero es que tras la explosión de felicidad socialista del fin de semana -con Torres apareciendo en múltiples fotos con Carolina Darias- Rodríguez no iba a quedarse callado sin meterse siquiera diez minutos en el asunto.

Las funciones estratégicas que ha adoptado el vicepresidente canario con una energía indesmayable son dos y complementarias. En el interior del Gobierno conseguir la máxima información del funcionamiento cotidiano del Ejecutivo y la máxima proyección pública, articulada en un relato que subraya el papel de Rodríguez como máximo garante del cumplimiento de los compromisos del Gobierno central con Canarias. El PSOE pondría la buena voluntad pero sería la visión y la presión (siempre colaboradora) de Román Rodríguez quien materializaría y capitalizaría los resultados. A Ángel Víctor Torres -en ese relato rodriguezco- se le respetaría como un rey bonachón y simpático que ama a su pueblo y causa admiración por el dominio de felices trabalenguas mientras su compañero Román se preocupa de que el navío gubernamental no naufrague. Por el momento ni siquiera Torres pone en entredicho esta estratagema, y si casualmente su cita oficial con el ministro Grande Marlaska coincide con la estancia del viceRodríguez en Madrid, pues se van los dos juntitos a charlar con el máximo responsable de Interior.

La otra estrategia es la exterior y está dirigida a convertir a Nueva Canarias en el partido que nuclee y al cabo lidere el nacionalismo canario. CC ha sido descabalgada de casi todas las instituciones, pero no está políticamente muerta. Para conseguir su finiquito resulta indispensable que se desguace y los romanitas, después de echar a CC del Cabildo de Fuerteventura, han retomado contactos con Mario Cabrera y los suyos. ¿Por qué empecinarse en un proyecto en declive? El ciclo de la izquierda en el poder autonómico capitaneada por el PSOE será largo y ahora socialistas y Podemos gobiernan en Madrid. El futuro es un nacionalismo renovado capaz de entenderse con la izquierda primero y luego, cuando se debilite el PSOE, tomar el relevo como primera fuerza. Si los tinerfeños no lo entienden que se queden solos. Ahora mismo, con conejeros y majoreros, dispondríamos de 12 diputados, y creceremos. La Palma más se sumará más adelante. Si no es así ustedes van a tardar ocho años en volver al poder y no van a aguantar ocho años a la intemperie.

Los truenos alrededor del voto de Ana Oramas no han sido ajenos a este análisis/oferta vicepresidencial. Pero no han bastado, por el momento, para que se abran los cielos de un futuro con bigote.