Junto a la identidad de la vida, aparecen personas que nos recuerdan que el tiempo es una ensoñación que muchas veces desaprovechamos. Sí, personas que poco a poco se convierten en razón, después de haber sido causa. En realidad, creo que junto a la frecuencia de lo que no entendemos, se alza la idea del vértigo y la forma de lo que sucede. Nos damos cuenta de "las cosas del destino" al ver que lo que en un principio parece una idea delirante con el tiempo se convierte en la cara amable que sonríe a nuestros días... La vida, no en vano, nos demuestra que la felicidad (la mayoría de las veces) está al lado del sollozo que junto al suelo encuentra el camino de las alturas. La derrota puede ser el estallido de la felicidad; junto al estupor de la tristeza, muchas personas devoradas por la pena comienzan a vivir.

Hay momentos que son la mordedura de la duda, los mismos que nos torturan con una pregunta y nos llevan a la vacilación. Qué de veces decimos: "es ley de vida" y sin embargo no le sacamos provecho a una afirmación que nos contradice y nos hace comprender que todo, absolutamente todo, es ley de muerte... ¡Sé que junto al movimiento altanero de la esperanza está la materia que anhela pero no aspira a nada!

A decir verdad: lo aparente es el propio aniquilamiento enredado entre los lazos de los principios y los finales. Nosotros, efectivamente, siempre seremos la negación de la luz que invierte lo vivo y lo muerto. No solo muere lo existente, lo determinado por el cuerpo, también muere todo lo que está alejado de nuestro alcance. Muchos sujetos son el desequilibrio de sus ilusiones, no ven que junto a ellas solo existe la más concreta nada. O lo que es lo mismo: ley de muerte. Es cosa natural pensar que teniendo muchas ilusiones se tiene mucha vida... ¡Qué gran error!

Hay cuestiones inútiles, cuestiones llamadas al positivismo del momento, que de un día a otro mudan su aspecto y mueren: una relación, una amistad, entre otras. Por lo tanto, díganme, ¿en qué quedamos? ¿Todo es ley de vida? ¿O ley de muerte?

Todas las personas que tienen hambre de certeza fundamentan su vida junto a la dialéctica. Claro, existen palabras repletas de audacia, las mismas que con refinada semántica nos hacen creer que todo es para siempre. De eso saben mucho los escritores de libros de autoayuda (sonrío).

Dijo Santa Teresa de Jesús: "La vida es una mala noche en una mala posada". Por lo tanto, como placebo podemos decir lo de ley de vida, pero como alimento vital, mejor decir ley de muerte.