Con esto de que Ana Oramas se ha convertido en la estrella mediática de la investidura se nos está pasando por alto un asunto muy relevante: Pedro Sánchez es hoy presidente gracias al voto de oro de Pedro Quevedo. Puede que poca gente le dé importancia, pero seguro que en Nueva Canarias lo deben tener muy claro.

Y eso tiene su trascendencia porque a ver qué pasa con las listas de esperas. O sea, los que esperan cosas de este gobierno. Los sindicatos, los pensionistas y organizaciones sociales que esperan aumento de las asignaciones presupuestarias. Los vascos del PNV que esperan que se cumpla con las inversiones y transferencias previstas. Y los catalanes de Esquerra, que además del tema emocional y patriótico, quieren exprimirle el bolsillo a Sánchez todo lo que puedan.

El pacto de gobierno de Canarias no está amenazado por nada, salvo por el hecho de que Madrid no cumpla con las islas. Román Rodríguez, el líder de Nueva Canarias y vicepresidente, ha dicho muy clarito que los incumplimientos del Gobierno central con Canarias han sido muchos en los últimos tiempos y que hay que estar muy vigilantes. Y es tan evidente que es así, que el propio presidente de Canarias, Angel Víctor Torres, se ha puesto al frente de ese mismo discurso afirmando, sin cortarse un pelo en ir más allá que Román, que espera "cientos y cientos de millones" que el nuevo gobierno central debe destinar a las islas. Todas esas fundadas esperanzas se depositan en el nuevo gobierno de Sánchez una serie de obligaciones inexcusables que van a verse retratadas en los presupuestos de este año 2020.

La incógnita es saber qué lugar ocupamos en el orden de prioridades. El PNV y Esquerra Republicana de Cataluña han permitido una investidura por razones políticas, buscando un gobierno prisionero de un diálogo impuesto que permita fabricar un nuevo escenario para el entendimiento con el independentismo. Pero sería muy necio no entender que además del marco político existen acuerdos que tienen que ver con la financiación del esos territorios. Y si a esas obligaciones se le añaden los nuevos gastos en políticas sociales que ha anunciado el gobierno de coalición -que forman parte de la estrategia de Unidas Podemos para reforzar la acción de sus ministerios- tal vez lleguemos a la conclusión de que Pedro Sánchez ha extendido demasiados cheques. Tantos que igual no va a poder pagarlos.

España afronta este año con la necesidad de ajustar sus cuentas públicas en un año difícil. Los ingresos fiscales cayeron, sobre las previsiones, más de ocho mil millones el pasado ejercicio. Y Bruselas ha pedido recortes en el gasto público y que cualquier nuevo ingreso extraordinario se destine a pagar el monto de la cuantiosa deuda pública de nuestro país. Va a ser muy complicado que el nuevo gobierno, si no aprueba una brutal subida de impuestos al consumo, pueda responder con las expectativas que ha creado. Y eso, en Canarias, tiene una lectura. Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana.