Coalición Canaria ha querido dar un giro a la izquierda y Ana Oramas les ha mandado a freír puñetas, porque ese giro le costaba su palabra. Lo que le pidieron que hiciera en el debate de investidura fue que se desdijera de todo lo que había sostenido en su campaña electoral: a saber, que con Unidas Podemos no va ni de aquí a la esquina y que a los independentistas catalanes ni agua.

Aquí todo el mundo se desdice. O sea, no es que fuera el fin del mundo. Sánchez e Iglesias se han puesto a parir que da gusto y ahí los tienes, tan felices los cuatro. Pero Oramas ya tiene sus años y está chapada con el material con el que se hacían los políticos de hace años: muy duro y poco flexible, pero duradero y fiable.

Coalición Canaria está en pleno proceso de digestión de su doloroso exilio a la oposición. Y parece estar buscando una redefinición ideológica que les sitúa más cerca de Nueva Canarias y de ese espacio que se denomina progresista. Personalmente, pienso que el electorado de CC de La Palma o de Tenerife tiene muy poco que ver con el de Fuerteventura o Lanzarote, con lo que cuanto menos te definas mejor. Pero ellos sabrán.

Podría concluirse que Oramas ha votado de acuerdo a su conciencia y en contra de su partido. ¿Eso es bueno o malo? Depende. Cuando hace unos meses los concejales y consejeros de Ciudadanos desobedecieron las instrucciones de la dirección y votaron de acuerdo a sus promesas electorales -expulsando a Coalición y apoyando al PSOE- muchos opinaron que habían hecho lo correcto. Cuando Pedro Sánchez y la hoy presidenta del Congreso, Meritxell Batet, desobedecieron al PSOE y votaron en contra de la investidura de Rajoy -junto a algunos diputados socialistas más- se les consideró héroes. Con Ana Oramas, las opiniones cambiarán de sitio. Y es que la vida siempre es del color del cristal con que se mira. Y por el interés te elogio, Andrés.

Cada vez son más frecuentes los casos en que las direcciones políticas de los partidos dicen una cosa y los cargos electos se la pasan por el arco del triunfo. Porque ellos son los que han dado la cara ante los electores, los que se han pateado los barrios, los que han prometido unas cosas que no están dispuestos a incumplir. Hay algunos que rentabilizan sus votos a cambio de cargos o de poder -o de pasta- y otros que a sabiendas de que les va a traer problemas ante sus partidos, se niegan a faltar a su palabra. Entre esos dos mundos hay un universo de distancia.

Coalición Canaria ha anunciado la adopción de medidas contra Oramas. Parece lógico, porque no ha seguido las instrucciones del partido. Pero podrían quedarse sin diputada en el Congreso. Me recuerda aquel viejo chiste del dentista con el taladro dental en las manos y el paciente que le agarra de los testículos y le dice: ¿Verdad que no nos vamos a hacer daño, doctor?