De manera general tomar decisiones no es una tarea fácil en nuestro día a día. Desde elegir lo que queremos para comer hoy hasta decidir plantarle cara a la persona que te está haciendo sentir mal, implica tomar decisiones. Las decisiones son muy variadas, ambiguas y sobre todo muy cambiantes. A veces incluso cuando no queremos tomarlas, ya lo estamos haciendo.

Lo más normal es que basemos nuestras decisiones en nuestra realidad. Si esa realidad no me gusta, tendré que plantearme un cambio.

Y esto es el punto de inflexión de la toma de decisiones: el cambio.En la vida siempre nos sometemos a un proceso natural de evolución. Esto significa que lo más normal es que nuestras experiencias y vivencias nos vayan cambiando. El modificarnos, no tiene porque ser negativo. Muchas veces el ver lo mismo de manera diferente, y que esa manera nos haga sentir mejor que antes, lo único que consigue es el bienestar de la persona. "¡Pero tú antes pensabas diferente!" Y seguramente seguiré modificando mis puntos de vista en función de cómo tenga que adaptarme a la realidad. Por lo tanto, podríamos deducir que, elegirla alternativa más positiva ante cada duda, es elegir nuestro bienestar.

Pues para tomar este cambio, me gustaría enseñarte a tomar decisiones de una manera muy sencilla:

1. Plantear las diferentes opciones o alternativas que tengo a esta situación.

Está claro que no podemos tenerlo todo, ni tampoco quedarnos con algo por miedo a modificarlo. Es aquí donde tenemos que plantear las diferente opciones que tenemos. Para hacerlo, es necesario que dejes a un lado todos los juicios y pienses en posibles soluciones como si fueran una "lluvia de ideas".

2. Elaborar los pros y los contra de cada una de las alternativas. Siempre que realicemos este paso, está claro que vamos a tener algunos pros o algunos contras que son muy importantes para cada uno, por eso no me vale lo que piense otra persona, tengo que hacerlo yo, para quedarme completamente tranquilo de que para mi existen esas ventajas y esos inconvenientes.

3. Cuantificar el peso de cada una de las alternativas. Está claro que si una decisión me genera algo muy negativo, me va a costar cambiar o tomar otra decisión. Es por esto que tenemos que ver específicamente cuánto me afecta el tomar una decisión o otra.No tengas prisa, tenemos tomarnos el tiempo necesario para pensar cada uno de los detalles y poder abordarlo después de la mejor manera posible.

4. Ejecutarla. No podemos vivir imaginando las situaciones? ¡tenemos que hacerlo! La ejecución de los planes es lo que nos acerca más a conseguir un cambio. Este paso es el que muchas veces cuesta, ya que, el tener que afrontar algo nos puede generar un estado de malestar, pero también es el paso más gratificante porque nos ayuda a resolverlo de una vez y a poder sentir el alivio y la tranquilidad de haber resuelto algo que me hacía sentir muy mal.

5. Afrontar la parte negativa de la decisión. Todas y cada una de las decisiones por muy buenas que sean o que nos parezcan, siempre tienen algo negativo. Y son estos puntos los que muchas veces nos hacen dudar de si realmente podemos llevarlo a cabo. Este punto es muy importante, sin solucionar la parte negativa, nos costará mucho tomar la decisión. ¡Por eso tenemos que saber cómo afrontarlo!

6. Disfrutar del cambio. Si no somos conscientes de lo bueno que ha sido este cambio, estaremos siempre viviendo en el "pasado". No habremos instalado el nuevo sistema operativo de la realidad presente, y será muy complicado que nuestro plan de cambio lo llevemos a cabo. Lo único necesario para disfrutar, es que le prestes atención a todo lo que te gusta esa nueva realidad y pensando lo negativo que has dejado atrás con tu nueva decisión.

El cambio es evolución, es crecimiento, es adaptación, y eso es lo único que muchas veces necesitas. Por lo que si todavía no has tomado esa decisión, deja de darle vueltas y lánzate a ser tú quien pueda cambiar tu realidad y sentirte completamente bien. Ten presente que los demás lo van a ver desde su punto de vista la situación, con sus vivencias, experiencias y sus puntos de vista y muchas veces no nos vale porque no nos afectan ni resolvemos las cosas de la misma manera. Si planteamos cosas distintas, tú serás el que mejor pueda ayudarte.

Aunque, si llevas tiempo intentando tomar una decisión y te cuesta mucho, recuerda que los psicólogos también podemos asesorarte en este proceso y sobretodo, ayudarte a afrontar la parte negativa de la toma de decisiones. El mejor momento para sentirte bien es ahora mismo. ¡No lo dejes pasar!