Hace unos días fue Pablo Iglesias, ya en su nuevo rol de vicepresidenciable, quien salió a alabar la cualidades políticas y el talante del rey Felipe. Resultó un poco chocante escuchar al republicano Iglesias, de cuyas reiteradas opiniones es fácil hacer un seguimiento hemerográfico, deshacerse en una batucada promonárquica a cuenta de la empatía del Rey con los jóvenes y las mujeres. Pensé entonces que Iglesias -un especialista en los golpes de efecto- estaba intentando suavizar su imagen de asalta-Borbones, con alguna feliz ocurrencia como aquella de regalarle la serie Juego de tronos a Felipe. Y es que a Iglesias hay que reconocerle una extraordinaria capacidad para la representación mediática. Nació para actor: en un drama clásico daría un estimable Ricardo III. En una telenovela venezolana sería sin duda un villano perfecto.

Y ahora, tras el discurso navideño del rey, tantos Iglesias como Irene Montero y Echenique se han vuelto a dejar caer con un tris de loas menores a las cualidades del monarca. Es cierto que los tres lo han hecho en contraposición a otro anterior discurso, ensalzando la capacidad adaptativa del rey en sus intervenciones: "Frente al Felipe VI de 2017 que ataba su destino a la derecha, con una visión estrecha y autoritaria, anoche vimos al jefe del Estado rectificar parcialmente, moderar su discurso y demostrar un mejor olfato político ante la nueva época que se abre", ha dicho Echenique, que aplaudió también que el rey "tímidamente y a su manera", se haya aproximado en su mensaje navideño a los problemas que hoy preocupan a los españoles, y que incluyera una reflexión sobre los retos a los que -según cree Echenique- se enfrenta el Gobierno de Podemos y el PSOE, sobre "las ideas de futuro que comparten ahora la mayoría de los españoles".

Pero lo mejor de este trío es que los tres aseguran que la intervención del rey supone una "rectificación parcial, tímida y sutil" de su intervención después del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, lo que demuestra en el monarca más olfato político ante la nueva época que supone la llegada al poder de la coalición del PSOE y Podemos.

Un doctor en Ciencias Políticas, la directora de su gabinete, psicóloga y experta (dice su perfil) en movimientos sociales, y un físico exmilitante de Ciudadanos, los tres con unos cuantos años de vida política a sus espaldas, y no saben que los discursos que lee el rey son consultados (es un eufemismo) con el Gobierno de turno.

El discurso del rey sobre los acontecimientos del 1 de Octubre se escribió y leyó cuando estaba gobernando el PP. Y el de ahora se ha escrito y leído gobernando en funciones Pedro Sánchez.

Los discursos del rey no responden a lo que piensa, cree o quiere el rey en un momento determinado; se adaptan a la posición del Gobierno de turno, y en los asuntos trascendentes se someten a la corrección o intervención del Gobierno. Por eso es el Gobierno quien responde en todo momento de las opiniones y acciones del monarca. Porque es el Gobierno quien las condiciona y define. Así funcionan las monarquías constitucionales, en España y en todas partes.

Si en Podemos no saben ni siquiera eso, si aún no se han enterado de cómo funciona la monarquía parlamentaria, apaga y vámonos.