Marruecos es ese vecino incomodo con el que estamos condenados a entendernos lo cual no nos exime de que se deba ejercer una diplomacia firme. Rabat es docta en leer los estadios de debilidad institucional española, algo ya perenne, para sacar tajada. Atravesamos un estadio de raquitismo político que nos ha convertido en un estado débil e inoperante. La titularidad de las aguas del Sahara occidental, excolonia española desde 1976 y proceso aún por resolver, conste en acta, es un contencioso tremendamente incómodo para España cara al cual ejerce una bochornosa dejadez de funciones. Indolencia e irresponsabilidad histórica.

¿Puede Marruecos ejercer la titularidad de las aguas del Sahara occidental? No. No, porque España aún es la potencia administradora del territorio o eso dicta la resolución de la ONU para la descolonización ergo debe tutelar el referéndum con el censo de 1974. ¿Dónde está la diplomacia española en esta cuestión? Es simple, no está, no interesa. Moral de geometría variable. ¿Por qué no interesa este asunto o es tema tabú en Moncloa? Marruecos es aliado prioritario de Washington para el Magreb y la lucha antiterrorista, además de ser socio igualmente prioritario de la UE en materia de inmigración, inversión, agricultura y pesca. Ahí es nada. Es más barato el tomate moro que el canario. El peso de Rabat en EE.UU. es mayor que el de España y en estos tiempos escorados a la izquierda irracional no somos simpáticos ante el Tío Sam. Nos guste o no, no estamos para alejarnos del gran jefe.

Marruecos es un estado ribereño y el derecho internacional le confiere hasta doscientas millas de aguas de su influencia: las doce territoriales, más otras doce de zona contigua -sin jurisdicción pero si interés y fiscalización- y finalmente hasta las 200 de la ZEE. Eso coloca sus aguas de interés hasta el noroeste de Tenerife. Evidentemente, eso no es posible, pues se violan las aguas territoriales de España en las islas Canarias. Por esa razón, los estados, en función de los caprichos de la geografía, firman una mediana y un lado es tuyo y el otro mío. La solución es compleja, requiere de voluntad política y España ni está ni se le espera y Marruecos sabe cómo apretar para que la cuestión languidezca y la arena del desierto lime voluntades. Sal a la calle y pregunta a un veinteañero por el Sahara español y tal€ Una causa olvidada que ni a los más progres ya les hace ya twittear.

En este apasionante escenario, donde por igual se solapan el derecho marítimo, los intereses de explotación pesquera y mineral del lecho oceánico y la proyección geoestratégica de ambos estados, anecdóticamente se cuela la intermitentemente [cansina] cantata nacionalista canaria sobre ese engendro llamado "mar canario". No hay mar canario más allá de las aguas territoriales españolas ejercidas en cada isla hasta las 12 millas y el polígono ZEE que cada estado tiene según el derecho marítimo internacional y sus convenciones pues Canarias no es un estado archipielágico y sí un archipiélago de Estado -artículo 46 de la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar-. Insisto, la cuestión es compleja pues aúna muchas variables.

¿Acepará España la reciente delimitación en la que Marruecos se apodera "legalmente" de las aguas del Sahara en un acto de soberanía unilateral? El podenco ibérico es un animal despreocupado. España mirará para otro lado, es lo que mejor se le da. Marruecos, sabedor de que a la UE la tiene cogida por sus partes, presionará con sus habituales torniquetes en materia de revisar los acuerdos de pesca o ser más o menos laxo y permeable a la hora de controlar la salida de pateras desde sus costas hacia el sur de España y Canarias. Chantajes. A la vez, el rifeño sabe que no puede proyectar los límites de su ZEE en el Sahara, primeramente porque no le pertenece y en segundo lugar porque podría solapar las aguas de interés económico exclusivo del estado español ejercidas en Canarias. La solución se citó anteriormente y pasa por firmar una mediana y resolver el contencioso del Sahara ocupado ilegalmente por Rabat, pero eso ya les adelanto que no pasará.

Marruecos se saldrá con la suya pues le respalda la administración USA y más si hay un republicano en la Casa blanca. Francia, cual aliado histórico del reino alauita, y los fuertes intereses económicos españoles en suelo marroquí terminan de sentenciar la cuestión. ¿Y la voluntad del pueblo saharaui? La voluntad de esta nación emocional, muchos con DNI, hace ya muchas lunas que quedó soterrada en el olvido de los campamentos de Tindouf. Cierro con un detalle tan curioso como clarificador de la injustificable posición marroquí: Rabat reclama las aguas del Sahara pero es España -desde Canarias- quien ejerce la responsabilidad en materia de Salvamento Marítimo en dicho espacio del océano y eso cuesta dinero público. Un extra de complejidad a una cuestión tan apasionante como ardua de ser explicada y medianamente entendida.

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