Canarias es la comunidad autónoma con mayor porcentaje de familias con alguno de sus miembros en situación de desempleo, muy por encima de la media española -19,3%-, según un estudio elaborado por la consultora AIS Group, especialista en la construcción de indicadores y análisis de datos. Canarias es, a su vez, la comunidad con mayor número de personas con 45 años, bigote y media calva, en situación de desempleo. Y es más, seguramente -habría que comprobarlo con los datos- nuestras islas son el territorio español con mayor número de personas con el colesterol alto que están en busca de trabajo.

Cada mes, por no decir cada semana, sale algún dato rigurosamente cierto que habla de algo negativo de nuestra sociedad. Lo que ocurre, sin restarle valor al asunto, es que casi siempre hablamos de lo mismo, pero visto desde diferente perspectiva. Es como si te das un macanazo con el coche en la autopista y lo dejas para la chatarra. Y durante todo el año siguiente te van llegando informes que dicen. "El vehículo está en siniestro total", "El motor del vehículo se encuentra completamente destrozado", "El motor de arranque y el carburador se encuentran casi fundidos con el resto del motor", "La cabina del vehículo se encuentra completamente destrozada"... Y así.

Canarias tiene más de doscientas mil personas en paro y un 25% de economía sumergida, según los cálculos a ojo de muy buen cubero que realiza esa gente maravillosa y eficiente, que uno no quiere ver ni en pintura, que son los técnicos de Hacienda. Solo con esos dos datos ya te puedes poner las botas. Pero si le añades que tenemos cuarenta mil pensiones no contributivas -gente que anda por los cuatrocientos euros mensuales- y los salarios más bajos del país (por lo tanto las peores jubilaciones) te puedes pasar los meses haciendo combinaciones de elementos tomados de dos en dos o de tres en tres en los que la pobreza y la exclusión social están siempre en la base del cálculo.

Esta sociedad nuestra produce una importante riqueza. Pero el agua no llega a las raíces. Es algo cansinamente demostrado por la realidad. Ocurre, básicamente, con los 16 mil millones que produce la actividad turística. Las Islas Baleares tienen la mitad de la población de nuestras islas y apenas cinco meses de turismo al año. Y mueven muchísimo más dinero que nosotros. ¿Saben por qué? Es muy fácil: porque aprendieron a hacer turismo y exportaron su modelo de negocio a todos lados. Hay grandes cadenas cuyo origen está en Mallorca. ¿Cuántos hoteles canarios hay en el archipiélago balear? Ninguno, que yo conozca. Pero sí que hay docenas de los suyos en Canarias. Y en Madrid, Barcelona, Londres, Nueva York y en todas las grandes capitales del mundo.

No hemos sido protagonistas de nuestra propia riqueza. Nuestros grandes empresarios del pasado se limitaron a malvender lo que tenían: tomateros, industrias de tabaco, hoteles... Y así nos fue. Ningún país progresa si no tiene un gran sector productivo con ADN propio.