Las regiones ultraperiféricas europeas tienen en común su lejanía geográfica del Viejo Continente, pero ese hecho, más allá de constituir un hándicap, se ha convertido en una oportunidad. De la unión de las universidades de Canarias, Azores, Madeira, Antillas, Guayana Francesa y Reunión ha nacido Campus RUP, una experiencia que aspira a convertir las fronteras oceánicas de la UE en un espacio de intercambio de conocimiento e innovación tecnológica.

La Universidad de La Laguna y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria participan, junto a la Universidade dos Açores, la Universidade da Madeira, la Université des Antilles, la Université de Guyane y la Université de La Réunion, en este laboratorio en red, en el que los centros compartirán títulos, perfeccionarán el reconocimiento de créditos e intercambiarán experiencias de enseñanza 'online'. La iniciativa responde al aprovechamiento de aquello que nos hace diferentes a otras realidades del entorno y que, al mismo tiempo, nos une en una sola plataforma. El rector de la ULPGC, Rafael Robaina, lo explicaba el pasado miércoles: "La idea general que preside es de complementariedad en los ámbitos de la docencia, la investigación y en la totalidad de las misiones de los centros, tales como la difusión de conocimientos y su trasferencia".

El origen de Campus RUP hay que buscarlo en 2007. Es el momento en el que nace la red Unamuno de cooperación en Educación Superior. Las mismas siete instituciones académicas auspiciaban un espacio de colaboración que se ha ido consolidando con el paso de los años. En 2017 se da un salto cualitativo con la creación, por parte del Consejo Europeo, de la Iniciativa Universidades Europeas, que promueve alianzas transnacionales entre tres o más instituciones o tres estados miembros o países dentro del programa Erasmus Plus. Este nuevo escenario favorece no sólo la cooperación estructural, sino que ofrece movilidad sistemática a los alumnos y reconocimiento de periodos de aprendizaje y titulaciones conjuntas. Un año después, en 2018, convocados los rectores de las regiones ultraperiféricas en La Laguna, deciden concurrir juntos para solicitar la constitución de una Universidad Europea. El proyecto obtiene una evaluación favorable en junio, pero tiene que modificar algunos aspectos de cara a una segunda ronda. Para ello, esta semana se han celebrado unas jornadas en las que se han enfatizado las potencialidades de las aspirantes en campos como la adaptación al cambio climático, la economía y el derecho azul, la astrofísica, la agricultura sostenible o el turismo.

En este camino, las dos universidades canarias asumen un papel de liderazgo y comparten con sus socias un entorno económico que requiere de una mayor permeabilidad entre el ámbito académico y la empresa. Las RUP son, históricamente, zonas en las que, por el desajuste entre la oferta y la demanda de empleo, se producen procesos de emigración y tasas de paro elevadas. Las empresas se nutren de trabajadores escasamente cualificados y eso provoca la pérdida de talento, que sale de su tierra para buscar una ocupación más acorde con su preparación. Procesos como el que propone Campus RUP pretenden revertir esta situación, integrar en el sector privado la innovación, la tecnología y el conocimiento como valores que aporten diferencia y diversificación de la economía. La Unión Europea es cada vez más consciente de la necesidad de provocar encuentros entre la educación superior y las empresas, de romper la barrera entre el pupitre y la práctica en la 'vida real' de una compañía.

Las posibilidades que ofrece el trabajo en red son ingentes. Desde un espacio tan aparentemente estrecho como un escritorio con un ordenador conectado a internet se multiplican exponencialmente las opciones de intercambio de datos y experiencias. Campus RUP es un ejemplo de que el conocimiento no tiene fronteras y de que Europa tiene en sus regiones más alejadas una avanzadilla oceánica que es, sin duda, la primera puerta hacia un futuro más sostenible y justo.