El silencio y la sonrisa son dos armas poderosas. La sonrisa resuelve problemas. El silencio los suele evitar. Saber callar a tiempo es una victoria. Saber sonreír en un momento dado es una guerra ganada. "Aprende a sonreír y a callar a tiempo", me dijo un profesor mío hace ya muchos años en la facultad. Silencios y sonrisas, mejor que sonrisas y lágrimas.

Hablar, el diálogo, saber entender, es fundamental. Y mira que soy un tipo que habla demasiado. Siempre me lo dicen. Estoy intentando cerrar el pico y escuchar. Escuchar a la gente que viene y va. Escuchar a los políticos con sus cosas, a veces buenas y a veces malas. Al fin y al cabo, les hemos elegido, ¿no? Ellos también tienen sus silencios y sonrisas. Y trabajando con ellos he sido testigo de silencios espantosos y de sonrisas de alivio.

Leía ayer en silencio, y sin sonrisa, que la actual Consejera de Asuntos Sociales del Gobierno Canario, plagió y copió los presupuestos de este año, del anterior Ejecutivo. Ahí están los papeles. Los mismos que ella misma criticó duramente en el Parlamento en la pasada legislatura. El problema realmente no es copiar, es no saber ejecutar y no ser efectivo en las políticas sociales. Pero el tiempo lo suele medir todo. El tiempo quitará y dará razones. Luego llegarán los silencios, las sonrisas e incluso puede que las lágrimas. Veremos.