Lo peor no es el copia y pega de la consejera Noemí Santana y su equipo en el proyecto presupuestario del Gobierno autónomo, sino la impresionante apología de la líder de Podemos que sus amanuenses electrónicos han desplegado en las redes sociales. Para empezar, por supuesto, subrayar que este periódico está al dictado de Cristina Valido, ex consejera y actual diputada, o de Coalición Canaria, lo que tiene más enjundia. Una de las miserias que ha traído Podemos la constituye la voluntad de sus líderes de deslegitimar furiosamente a los medios de comunicación. Coalición Canaria no dispone apenas de poder institucional, ni de capacidad financiera, ni de liderazgos potentes y definidos, pero mágicamente sigue emitiendo instrucciones que por lo visto periódicos, radios y televisiones se apresuran a cumplir. Cada vez que a alguien expresa una crítica a la gestión de Santana y sus compañeros recibe instantáneamente descalificaciones, burlas e insultos de los responsables de Podemos y de sus terminales en las redes sociales. Porque criticar a la secretaria general y consejera de Derechos Sociales -por supuesto- solo se puede hacer desde la maldad, la estupidez y la miseria moral.

Iba a escribir que a Santana y a sus colaboradores les convendría adoptar otra actitud, pero, con toda sinceridad, me interesa mucho menos lo que les conviene a ellos que lo que le convienen a los ciudadanos. Cortar y pegar es un ejercicio habitual en la muy compleja elaboración de un proyecto de presupuestos generales. En algunas ocasiones, incluso, ese copia y pega está justificado o resulta irrelevante. En este no porque, como ha señalado la propia Cristina Valido, es un Gobierno nuevo, y es un Gobierno que incorpora a militantes de Podemos, una fuerza política que calificó reiteradamente como "desastrosa" las políticas sociales del Ejecutivo anterior y que anunció un cambio "revolucionario" en el departamento. Para hilar fino, aunque a toda prisa, los apologetas se han apresurado a comparar secciones o documentos de los presupuestos presentados y aprobados durante el mandato de Valido como consejera con otros idénticos a los de Patricia Hernández, sin tener en cuenta (o ignorándolo deliberadamente) que la actual alcaldesa de Santa Cruz formó parte de un gobierno con Coalición Canaria en la misma legislatura y con un mismo presidente, Fernando Clavijo. Un Gobierno entre CC y PSOE sustentado en un acuerdo programático básico que incluía las políticas sociales y asistenciales.

La urticaria de la consejera y su gente por este asunto, en fin, no tiene su origen en que quede en evidencia su gandulería redactora, la dulce putrefacción de los sueños en los engranajes burocráticos y su poco apego a leerse los papeles. Les irrita porque evidencia una continuidad de programas y proyectos que no han tenido oportunidad de tronchar o que simplemente funcionaban bien. Les indigna porque quiebra el cuento adolescente de seres de luz que entran en un Gobierno que huele a azufre, pero a los que basta con chascar los dedos para materializar el Sermón de la Montaña. Bienaventurados los que cortan y pegan, porque no transformarán sustancialmente la realidad, pero verán a Dios. Mensualmente.