Lo de las pensiones va mal; bueno, va a peor. Un estudio de un reputado banco indica que seis de cada diez canarios vivirá con aprietos económicos al jubilarse. Un panorama interesante para los que estamos trabajando, la verdad. Nadie sabe lo que va a cobrar cuando se jubile, la edad a la que puede irse a casa o incluso cómo gestionar el asunto.

Los más listos han comprado propiedades y ya están pensando en venderlas o alquilarlas como tema vacacional para tener un camino allanado para no pasar miseria al ser mayores. Suena extraño, ¿no? Toda una vida trabajando para llegar a un final digno y que llegues mirando al abismo. ¿Quién ha hecho mal su trabajo? ¿Quién ha gestionado mal la hucha de las pensiones? De hecho, el Gobierno va a usar casi 3600 millones de euros del fondo de reserva de la Seguridad Social para la paga extra de Navidad de las pensiones.

Nueve millones de pensionistas. Pero el problema no es ese. Si se lo gastaran en ellos, en viajar, en comer, en pasarlo bien, qué felicidad. No. Se lo gastan en sus hijos, en hacer la compra para todos, en preparar esos benditos potajes para llevar, pagar el cole de los nietos, en hablar, en dialogar. En un sacrificio callado que nadie conoce y que en el silencio de la noche ayuda a vivir. Algún día les agradeceremos lo que han hecho por nosotros, ¿verdad?