Llevo dos días viéndolo y no doy crédito. Cientos de camiones con mercancías de consumo atrapados en la frontera de La Junquera, Cataluña, por una minoría de encapuchados y personajes, miembros de eso que llaman el Tsunami Democratic, que han cortado la autopista. Un millón y medio de euros diarios de pérdidas y toneladas de productos que irán a la basura. Inaceptable.

Más de uno virará la cara al asunto pensando "que se coman en Cataluña su problema", pero creo que hemos olvidado que en un Estado de derecho, de igual manera debe permitirse y garantizarse la libertad de la gente a manifestarse, que la de los demás a circular libremente, trabajar y a discrepar.

Vi que ocupaban la autopista, como si fuese de ellos, y cómo se hartaban a bocadillos, a paella y bebían cervezas. Una fiesta con música. Mientras tanto, más de 15.000 conductores bloqueados. Les impidieron circular y trabajar, encerrados en sus camiones, que no podían abandonar por miedo a sufrir daños, robos o ser agredidos y obviamente no llevaban una nevera bien provista en cabina para la situación. Los productos no llegarán en fecha a destino y en muchos casos serán sustituidos por los procedentes de otros países. ¿Qué bien, no? ¿Quién va a asumir el pago de todo lo perdido? ¿El Torrado? ¿Creen acaso que los seguros abrirán la caja fuerte con cara amable? Me da que no. Pues eso.