1) España no es un país de izquierdas. Ni de centroizquierda. Esa es una especie que circuló durante los años dorados del felipismo pero que no se sostiene sociológica ni electoralmente desde hace mucho tiempo. Dos filosocialistas, Andrés Ortega y Ángel Pascual Ramsay, explicaron en el libro ¿Qué nos ha pasado? (2012) cómo el PSOE perdió las clases medias y medias bajas urbanas desde principios de los años noventa en un declive que se intensificó a finales de la década. De hecho los socialistas han sido incapaces de conseguir una mayoría absoluta desde 1989 (175 escaños). Es más, la suma entre el PSOE y su izquierda (IU, Podemos, Unidos Podemos) jamás ha conseguido la mayoría absoluta aritmética en el Congreso de los Diputados. España no era de izquierdas en 2016, ahora lo es menos aún. Decir que los abstencionistas son izquierdistas enfadados es un ejercicio de hechicería demoscópica bastante majadero que me recuerda a aquel amigo que explicaba que podría seducir a Mónica Bellucci en diez minutos, pero prefería no salir de casa.

2) Esa historia de que no hay 3.600.000 fascistas es irrelevante. En 1982 tampoco se registraban diez millones de socialdemócratas en España. Lo que hay son 3.600.000 ciudadanos que expresan su cabreo furibundo o su delirante esperanza en una opción ultraderechista que, además, ha demostrado alta capacidad organizativa, un discurso astuto, un marketing elemental pero eficaz. Cataluña es parte de su éxito; la pauperización de las clases medias, el miedo al futuro, la aceleración de los cambios culturales y el descrédito de las élites políticas son otras. Vox ha comenzado a transitar por el camino de la transversalidad (territorial, social, de edad). Puede seguir creciendo y frenando la recuperación del PP. Denle una sola oportunidad y lo hará.

3) Ciudadanos murió de apuñalamiento. La puñalada se la dio a sí mismo al traicionar unos objetivos -actuar como un partido de centro liberal consagrado a liberar al Gobierno central del precio de los apoyos nacionalistas, impulsar una agenda de cambios estructurales, ser implacables contra la corrupción, ejercer una influencia moderantista- que tuvieron en las manos pero abandonaron al apostar por el sorprasso al PP. Qué desperdicio.

4) Según José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE, los socialistas han ganado las elecciones, frenado a la ultraderecha, posibilitado un gobierno progresista, inventado la cebolla sin tortilla y superado el Battletoads. ¿Cómo consigues logros tan evidentes? Pues teniendo a un tipo como Ábalos de secretario de Organización y a Pedro Sánchez como candidato presidencial. También bajan en Canarias, por supuesto.

5) Coalición Canaria pierde 23.000 votos. Es alarmante: nadie podía haber previsto que fallecieran tantos ancianos en apenas medio año. Porque en los vídeos y fotos de campaña Ana Oramas solo saludaba a viejitos de más de setenta años, con la única salvedad de Fernando Clavijo, que parecía vigilar cualquier crisis cardiaca entre los asistentes al mitin para atajarla de inmediato y no perder el escaño de Guadalupe González Taño. Al final no fue posible, aunque CC ayudó al retorno madrileño de Pedro Quevedo. No van a reflexionar sobre este fracaso maquillado. En otra época en CC había gente que pensaba. Hoy eso es un repulsivo, ruin, inconcebible pecado.