Realmente, las comunicaciones de Canarias con el exterior, bien como receptor o bien como emisor, son fundamentales para el desarrollo sostenido de nuestra actividad económica.

Cualquier cambio estructural en la oferta del sector aéreo, parecido a los de Norwegian, Ryanair o Thomas Cook hace que nos pongamos en guardia cuando no a la defensiva.

Ahora toca al gigante IAG, resultado de la fusión de Iberia y British Airways y que agrupa también a Vueling, Air lingus y Level, que transportan a Canarias 1,2 millones de pasajeros al año y que han comprado Air Europa por mil millones de euros que, a su vez, transporta otros 833.000 pasajeros al año, lo que supondrá, seguramente, un importante refuerzo en sus estructuras.

En el caso de la afectación a Canarias, tenemos algunas reservas que vienen de la mano de la concentración de ambas ofertas de plazas aéreas y la mayor dependencia que tendremos de estas compañías cuyo centro de toma de decisión están lejos de las Islas.

Cada vez que se unen estas compañías, menos interlocutores tenemos para negociar ofertas de plazas, que, al fin y al cabo, son las que llenan los establecimientos turísticos, comercial y hosteleros, y mayor dependencia tenemos de sus decisiones como destino u origen de pasajeros.

En Canarias tenemos experiencia en estas cuestiones en sectores, antaño tan importantes, como el del tabaco, donde la época próspera se dio con las empresas asentadas en las islas, e incluso con el pacto con Tabacalera, luego vinieron las fusiones, la deslocalización insular de las tomas de decisiones a Holanda, Inglaterra o Japón, y la consecuente desaparición del sector productivo tabaquero en las Islas.

Aquí toca tomas partido por parte de las instituciones públicas y privadas de las Islas con el fin de que los vaivenes en las ofertas de plazas de estas compañías aéreas tengan a Canarias como preferencia y no dejar al albur único del marcado esas decisiones, toda vez que nuestra dependencia es absoluta.

Hay una mayor percepción de que la situación económica empeorará y adaptarse a los cambios del mercado será un valor, anticipare a ellos un deber y conseguir controlarlo, la base de la prosperidad estable de Canarias.

No podemos preocuparnos, solamente de como llenamos el estanque, sino también de los agujeros por los que se pierde el relleno.

*Vicepresidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria