Con frecuencia, queremos dar un giro a nuestra vida o hacer un simple cambio, pero el miedo a fracasar y a que todo empeore nos paraliza. En lugar de arriesgar para vivir una vida mejor, preferimos quedarnos con una vida que no nos satisface del todo, o nada, por miedo al fracaso. Somos mucho de aplicar el conocido refrán: "Mejor malo conocido que bueno por conocer", bloqueando, de esta manera, nuevas salidas a conocer un mundo mejor. ¿Qué opinarán de mí? ¿Y si me arrepiento? ¿Y si no funciona? Son algunas de las preguntas que se convierten en obstáculo entre lo que somos y lo que queremos ser. Un cambio de trabajo, abandonar una relación tóxica, cambiar de residencia, ir tras un sueño, ser padres, etc. son pequeñas decisiones que, a pesar de desear tomarlas, preferimos seguir soportando el malestar que nos puede provocar determinadas situaciones por miedo a equivocarnos.

Vivimos en una sociedad donde se sobrevalora el éxito y se infravalora el fracaso y eso es lo que hemos aprendido desde muy corta edad, cuando lo cierto es que tanto el éxito como el fracaso son meros resultados de una decisión correcta o incorrecta. Asociamos el ser competentes y valiosos si conseguimos el éxito y nos etiquetamos como auténticos fracasados cuando cometemos un error, cuando el fracaso simplemente nos indica que la dirección que hemos elegido no es la correcta y que sencillamente tenemos que dar la vuelta y cambiar de sentido.

¿Realmente crees que los grandes creadores, deportistas, empresarios han conseguido el éxito la primera vez que lo intentaron? Muchos de los grandes, supieron convertir su fracaso en éxito y, tras cerrárseles numerosas puertas, consiguieron abrir una que les llevo directamente al éxito. Lo que les hizo diferentes es que no se dejaron envolver por las críticas de los demás ni por la frustración que sintieron en ese momento, sino que la utilizaron como medio para mejorar la técnica y su crecimiento personal. Personas que sabían lo que querían alcanzar y no dejaron de persistir ante la dificultad, sino que buscaron otras opciones para conseguirlo. Es cierto que el fracaso genera una emoción incómoda, pero es perfectamente soportable dependiendo de la interpretación que le des a la situación.

1. Hazte esta pregunta: ¿Qué harías si supieras que no vas a fracasar? Detrás del miedo al fracaso se esconden otros tipos de miedos. El más común es el miedo a la crítica, (el famoso que dirán). Otros pueden ser el miedo a la soledad, miedo a arrepentirte, etc. Se trata de identificar qué miedo es el obstáculo que te está entorpeciendo ser o hacer lo que realmente deseas. Sólo aquellos con la valentía suficiente para afrontar estos miedos, son capaces de superarse a sí mismos y alcanzar sus propósitos.

2. Cambia el significado que le das al fracaso: no lo veas como tu enemigo sino como un simple resultado. Al fin y al cabo, si no experimentaras ningún tipo de fracaso, no tendrías forma alguna de cambiar para mejorar. No fracasa quien se equivoca sino quien no aprende de esta equivocación.

3. Podemos jugar a ganar o jugar a no perder. Cuando juegas a ganar, vas a dar lo mejor de ti y a poner todo tu atención y esfuerzo en conseguir lo que quieres en la vida. Sin embargo, cuando juegas a no perder, la mayor parte de tu atención y tu energía va a estar en no tener pérdidas, por lo que el esfuerzo que le dedicas a ganar, seguramente no será el suficiente para lograrlo. Es normal que sientas algo de miedo a perder, pero si no estás conforme con lo que tienes, ¿no merece la pena arriesgar por un cambio? No se trata de tomar decisiones a lo loco. Se trata de analizar la situación, buscar diferentes alternativas y decidirte por una de ellas. Dejar de centrarnos tanto en lo que podemos perder y empezar a valorar y a motivarnos con lo que podemos ganar.

No hacer nada por miedo a fracasar puede convertirse en el mayor fracaso de tu vida.

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