Los partidos proponen, pero estamos tan cansados de sus desacuerdos y tejemanejes partidistas que la ciudadanía ni se las lee. Lo que sería fundamental en una sociedad democrática se traduce en la escenificación de debates y mítines, con todo el poder de la maquinaria mediática y la creatividad del marketing, como si no se estuviera construyendo una sociedad que garantiza y procura el bien común, sino la victoria electoral de unos frente a otros como si de la liga de fútbol se tratara. Y la sociedad civil corre el riesgo de convertirse en aficiones emocionalmente estimuladas que anhelan la victoria de su equipo. La democracia es otra cosa.

Si este candidato parece simpático, o se peina de esta determinada manera, si está embarazada o su barba nos recuerda a tal o a cual personaje de la historia, son argumentos electorales de infinita pobreza. Las cosas son diferentes. Debemos conocer las listas propuestas y no solo al candidato que la encabeza; debemos saber que han propuesto para su acción de gobierno en las propuestas que nos ofrecen; debemos estar atentos...

Es más, deberíamos ser nosotros los que les propongamos cosas que consideremos óptimas para el desarrollo social y el progreso de los pueblos, y no sentirnos amputados en nuestra participación no teniendo más opción que pulsar el botón de aprobación de sus propuestas electorales. Hace falta que se vertebren modos a través de los cuales la sociedad civil pueda también hacer oír sus propuestas. Al menos intentarlo, en este sistema cerrado que nos da lo que quieren que les demos.

En Cáritas hemos ofrecido a todos los partidos políticos un pliego de 13 folios con 8 propuestas para el gobierno de España. Considero que no se tarda mucho en poder leerlas y pretenden ser el grito de los que no tienen voz y, seguramente, en estas elecciones que nos vienen, no participarán como nos ha descrito el último informe de la Fundación Foessa. En las páginas web de todas las Cáritas diocesanas de España pueden encontrar estas propuestas electorales. Una buena tarea en vísperas electorales sería realizar una lectura comparativa y descubrir quienes las incorporan o no en sus programas electorales.

Cáritas se ha mojado. De su experiencia directa de escucha y atención de las personas excluidas ha realizado un esfuerzo de discernimiento y propuesta. Puede ser que nadie la escuche. Tal vez como siempre. Pero haría falta que muchas otras entidades de la sociedad civil gritaran igual y propusieran aspectos que puedan servir, no al bien particular de algunos, sino al bien común de todos.

Ahí las tienen: www.caritas.es

*Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife

@juanpedrorivero