Ante la llegada de un nuevo miembro de la familia, se nos vienen encima innumerables cambios. Cuando además es nuestro primer hijo, añadimos un mundo lleno de nuevas experiencias, y es inevitable que nos preguntemos, ¿lo estaremos haciendo bien?

Antes incluso de que el bebé nazca, tenemos en casa una cesta preparada para el cuidado de su piel, su cabello, el pañal, etc. ¿Y para su boca? ¡Claro! Que aún no tiene dientes.

La boca del recién nacido también hay que limpiarla. Si nuestro bebé se alimenta a través de biberón o lactancia mixta, la limpiaremos a partir de los 3 meses. Por el contrarío, si se alimenta con lactancia materna exclusiva, esta nos protegerá de la Cándida A. (hongos) y no la limpiaremos hasta la aparición de su primer diente.

Cuando nuestro hijo cumpla su primer año, o le aparezca su primer diente, lo que ocurra primero, deberemos acudir a un odontopediatra, que es un dentista con formación, de al menos dos años específicos en el cuidado dental infantil. Y algunos se preguntarán horrorizados, ¿pero qué le van hacer a un bebé? La respuesta es muy sencilla, la exploración del bebé no suele durar más de 15 segundos, y se hace con su mamá o progenitor debajo, lo más importante de esa visita es la prevención que le van a ofrecer los profesionales a los padres, la creación de su hogar dental, dónde le explicarán las técnicas de cómo limpiar, cuándo, con qué.

Como truco, a mi me gusta mucho decirles a los padres que aprovechen el momento del baño para ofrecer un cepillo a sus hijos, para que lo muerdan, jueguen y se habitúen a él. Así, el día de mañana no lo verán como algo extraño, y lo convertiremos en un hábito de higiene diaria.

Otro tema controvertido es el uso de pastas fluoradas en bebés. Siempre, siempre, siempre debemos de cepillar con una pasta con Flúor. La cantidad recomendada actualmente por la Asociación Española de Odontopediatría, para que tenga un efecto preventivo, es de 1000 ppm, esto vendrá indicado en el reverso de cada pasta y ¡es en lo que nos debemos de fijar! Y no en que aparezca Pocoyo o Peppa Pig. Para aquellos que se pregunten ¿qué ocurre si mi hijo se traga la pasta? -una pregunta bastante habitual-, para que el efecto del Flúor tenga un papel nocivo sobre nuestros hijos, se deberían lavar los dientes 13 veces al día y además tragarse todo el contenido. Nadie se lava los dientes 13 veces al día. Es importante que la pasta de dientes sea administrada por los padres y no por el niño, y hasta los 2 años la cantidad de pasta debe ser similar a un grano de arroz, es decir, mínima. También nos puede ayudar en este sentido, para aquellos niños que se traguen la pasta, el hecho de no mojar el cepillo, para evitar la formación de espuma.

No debemos olvidarnos que, durante los dos primeros años, nuestros hijos no deben de probar el azúcar. Esto significa nada de gusanitos, galletas, chupetes, tartas, etc. Ya tendrán tiempo de incorporar el azúcar a su dieta, pero cuanto más tarde mejor.

Desde aquí os invito a empezar con el cepillado de vuestros hijos desde la aparición de su primer diente, con una pasta fluorada que vuestro odontopediatra os recomiende.

¡Por una infancia sana, con hábitos saludables y sobre todo feliz!

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