Este colectivo de carácter civil-universitario, vinculado a la Fundación Tamaimos, lleva preocupándose durante algún tiempo por cuestiones diversas que afectan a Canarias, lo cual está bien. Pero ahora, cuando el bajón del nacionalismo es acentuado, tienen una nueva preocupación, según su presidente, Josemi Martín, cual es la búsqueda de un espacio para la reunificación del nacionalismo de CC y de NC en una sola fuerza política de carácter centroprogresista con ribetes liberales, porque, dicen, la sociedad de nuestro pueblo se desarrolla en un espacio pleno de moderación. Estamos de acuerdo que cualquier esfuerzo que se haga en esta dirección será positivo para Canarias, con el empeño a formar en su día un gobierno donde los nacionalistas de estas organizaciones sean mayoría junto con el concurso de otros, como lo han hecho más de una vez, bien con el PP o el PSOE.

Lo que sucede, y no me canso de manifestarlo, es que la concepción que algunos tienen del nacionalismo, y también Reúna, es de corto recorrido, continuando en el mismo camino, sin ambiciones como pueblo y sin preocuparse de alentar la conciencia nacional canaria, dando la sensación de que es un pragmatismo recidivante lo que anima a este colectivo a aglutinar a estas dos formaciones nacionalistas.

Manifiestan que el modelo ideal donde convergerían CC y NC seria el de PNV, extrañando que de momento se les escapa en esta propuesta que existe otra organización nacionalista, casi centenaria, que se denomina Partido Nacionalista Canario (PNC), que tendría mucho que aportar a esa futura y no tan fácil consolidación nacionalista.

Sin embargo, nos parece fuera de lugar que se tome al PNV como organización a imitar, porque de hacerlo tendría que hacerse en toda su extensión. Lo que no se producirá. Quiero decir con esto que, el próximo mes de noviembre, el experto designado por el PNV, Mikel Legarda, diputado en el Congreso defenderá ante los delegados del resto de los partidos vascos una propuesta del Título Preliminar para el nuevo Estatuto de Autonomía que apela decididamente al derecho a decidir del pueblo vasco, tendiendo a un espacio confederal con el Estado español, donde, a excepción de la moneda y Ejército, tendrá el resto de competencias que reconocería la existencia de un pueblo vasco como sujeto político ajeno a la soberanía nacional que blinda la Constitución española de 1978.

Es fácil deducir que este modelo del PNV se aleja bastante de las pretensiones del colectivo Reúna, porque tanto NC como CC no están, ni por asomo, por la labor de introducir en sus estatutos, y menos aun en profundizar en el autonómico, el derecho a decidir, por lo que lo que salga de ahí, si algo sale , será , más de lo mismo. O sea, un amago más de regionalismo disfrazado de un nacionalismo descafeinado.

No obstante, hay que apostar por este tipo de propuestas, aunque vengan de los extramuros de la política, con la esperanza de poder sacudir al nacionalismo canario de cierta modorra que parece heredada de los aborígenes que la sufrieron por la bacteria del tifus exantemático inoculado y trasmitido por las huestes de Alonso Fernández de Lugo.