Hace unos días salía yo del mercado, adonde fui a comprar unas naranjas, y me tropecé con dos muchachos que se peleaban duramente con palabras, no con gestos ni golpes. Pero me llamó mucho la atención que uno de ellos -tendría unos 14 años- gritara a su antagonista:

-Te doy un jaquimazo que te viro de patas.

Me interesó mucho la incidencia, pero no por la pelea en sí, sino porque se me permitió escuchar una palabra que yo no había oído en mis más recientes cuarenta años. Me refiero a la voz jaquimazo. Yo tenía por cierto que tal palabra sería un vulgar canarismo, pero me equivoqué de medio a medio. El DRAE afirma que la voz jaquimazo significa algo así como "golpe que se da con una jáquima". Y ya sabemos que jáquima es una especie de cordel con el que se atan las caballerías para llevarlas de un lugar a otro. Una cosa así como un cabestro o algo parecido.

La voz jáquima la encuentro en algún que otro diccionario de canarismos, aunque no en todos. Por lo que respecta a jaquimazo, me quedé con las ganas de encontrarla en los trabajos de Humberto Hernández, Marcial Morera, José Luis Concepción... Tuve más suerte con el Diccionario Básico de Canarismos, editado por la Academia Canaria de la Lengua. Algo es algo. Y está claro que se puede emplear la voz jáquima y olvidarse de otra que pueda emplearse para el golpe dado a alguien por medio de cualquier objeto contundente.

Paso a la segunda palabra que me preocupa hoy. La emplea mucho Karlos Arguiñano en sus programas de cocina. Me refiero al verbo pochar. La emplea ya mucha gente, lo que demuestra que el programa de Arguiñano es muy seguido por los espectadores de televisión . Me dicen que tal voz significa "freír muy superficialmente algo, sobre todo las cebollas". Busco en el diccionario el mentado verbo, pero tampoco hay suerte. El DRAE no lo recoge; sus razones tendrán los académicos. De todos modos debo aclarar que el ejemplar de mi diccionario fue editado en el año 2001. Puede que, después de tal fecha, las opiniones hayan cambiado sustancialmente. Pero me da rabia que sean así las cosas. ¿Por qué se pasea tal verbo como Pedro por su casa si no lo admite la Academia? En la Isla se la he oído a muchas personas. ¿Es tan fuerte la personalidad de Karlos Arguiñano sobre sus oyentes?

La verdad sea dicha, más de una vez he escuchado eso de "ancianos pochos"; pero no creo que haya relación entre una postura y otra, entre una situación y otra.

Me queda una tercera palabra por analizar en este destartalado artículo. Me refiero al vocablo apretazón. No lo traigo aquí por su significado, que, como ustedes habrán adivinado, significa una cosa así como abrazo dado con fuerza por una persona a otra. La situación no es precisamente esa. Ocurre, amigos, que el DRAE da la voz como masculina (yo, también), pero el Panhispánico de dudas, editado también por la Academia, dice -y recalca- que se trata de una voz femenina. Y ello me obliga a preguntarme: ¿Qué se propone la Academia con esta dicotomía? Me pregunta un amigo si no será que la palabra apretazón tiene género común. Pero no sé qué debo contestarle.

Es posible que me decida a ponerme en contacto con Humberto Hernández, Marcial Morera, Juan Manuel García Ramos, Antonio Lorenzo, Eliseo Izquierdo... con la intención, importante intención, de que me aclaren algo sobre las dudas a que me han sometido hoy nada menos que tres palabras.