Comienzo obtuso, lo reconozco, pero confío enmendarlo más abajo. F.W.J. Schelling distinguió entre natura naturata que sería producto u objeto y natura naturans que sería la productividad o sujeto, que provienen de una identidad originaria, ya que el espíritu y la naturaleza se retroalimentan y son lo mismo.

Ese nexo entre espíritu y naturaleza, de trasvase, alternancia y auto realización progresiva, es absolutamente ajeno a la visión actual de la naturaleza para la que solo es objeto, ajena por completo al hombre y al espíritu, mero suelo material y sustento de los humanos. Viene a ser un edificio, habitado por personas, cuyos cimientos crujen. Es muy probable que nunca antes como ahora, a excepción de productivismos capitalistas, colonialismos, desarrollismos estatistas-socialistas, la naturaleza haya estado tan domeñada por el ser humano como ahora: pareciera que nunca hubiera existido el idealismo alemán (ay, Schelling), ni el romanticismo, ni otras corrientes del pensamiento. El ser humano asustado quiere proteger su edificio, no termine por desplomarse definitivamente, y su exacto cliché artístico sería la tenebrosa balsa de la Medusa de Géricault. La naturaleza es vivida como el edificio o una plantación que nos debe seguir sirviendo y de la que dependemos por completo, sin vida ni autonomía propia, mero objeto de los desmanes humanos. Sin ninguna comunión con ella, ni continuidad espiritual. ¡Qué lejos queda aquella visión trascendente de la naturaleza y su compenetración espiritual con ella de Whitman, Emerson, Thoreau, los rituales de todas las épocas y culturas, cultos de fertilidad, tierras-madre! Nunca antes ha sido vivida la naturaleza tan subordinada y ontológicamente sometida al hombre, es falso que ahora se ame a la naturaleza por ella misma, sino como proveedora solo de hábitat, como podrían ser de proteínas los animales.

Es esencial la distinción entre cambio climático, en el que a lo mejor la naturaleza tendría algo que decir (procesos y fuerzas ajenas a la acción del hombre), y contaminación y degradación ambiental que en Asia/Hispanoamérica/África son aterradoras. Cuando ni siquiera se han explorado las grandes simas marinas, ni traspasado la corteza terrestre, se ha inventado un nuevo paradigma científico: el ¡determinismo! Ya predecimos con exactitud la evolución de la naturaleza. ¿Y los paradigmas hasta ahora vigentes: indeterminación, Heisenberg, teoría de los riesgos, aleatoriedad?

En los momentos cíclicos de furor de las creencias milenaristas y apocalípticas es cuando se niega su esencia y necesidad a la naturaleza, radicalmente desconectada (mera amenaza) del espíritu y del hombre. ¿Dónde están los poetas y los filósofos: tras los políticos y las masas?