El grupo municipal socialista del Ayuntamiento de Adeje -junto con Las Américas, Adeje conforma la mayor conurbación turística de Tenerife- defendió en el último pleno municipal una moción que pretende exenciones, bonificaciones, plazos para abonar las cantidades que se adeudan a la seguridad social y otros estímulos fiscales, para evitar que la quiebra de Thomas Cook pueda provocar que muchas empresas entren en crisis y se pierda empleo. Podemos de Adeje acusó inmediatamente al grupo socialista de haberse "plegado a los intereses empresariales", al no incorporar en su petición que las ayudas estén condicionadas a la exigencia de "medidas efectivas para salvaguardar el empleo de los trabajadores de las empresas afectadas".

Los podemitas de Adeje entienden que el PSOE sólo mira por la salud de las empresas, y no por la de los empleados. Por eso solicita que se supediten las ayudas al "mantenimiento de la empleabilidad" (quieren decir del empleo). En fin, que es difícil oponerse a una formulación que en principio parece tan razonable. El problema es cómo articularla: uno se pregunta qué clase de compromiso debería adquirir la empresa sobre el mantenimiento del empleo. ¿Uno genérico? ¿Condicionado a que las ayudas lleguen en tiempo y forma? (Algo, por cierto, poco frecuente cuando se trata de la Administración).

A veces, los discursos ideológicos tienen trampa: queremos un mundo más equitativo, más justo, mejor, un mundo dónde se ayude a las personas, y no a los bancos, las empresas o las corporaciones públicas. Pero a veces se olvida que sin las ayudas a los bancos (una ayuda que no se va a devolver, y eso sí es una estafa) miles de personas habrían perdido sus ahorros, y la economía habría sufrido una recesión mucho peor de la que se vivió durante la crisis. Podemos olvida también que sin empresas saneadas no hay empleo, no puede haberlo. Quizá alguno de sus dirigentes considere que podemos vivir en un mundo donde todos (o la mayoría) seamos empleados públicos. Pero, al final, los empleados públicos se mantienen con los impuestos, y los impuestos -la mayoría, al menos- gravan a las empresas, a los empleados de esas empresas y a la actividad económica que las empresas y sus empleados producen.

Cree Podemos que las ayudas empresariales son injustas, porque el sector hotelero acumula grandes beneficios en los últimos años "mientras que mantiene a un 40 por ciento de la plantilla con carácter eventual", sin distribuir sus beneficios, y que es sólo ahora, cuando el sector sufre la ruina de Thomas Cook, cuando las empresas pretenden socializar las pérdidas. Puede que sea cierto: pero uno no tiene claro qué alternativa se defiende. Quizá se trate sólo de meterle el dedo en el ojo a los socios del PSOE, ahora que hay revoltura electoral. Eso es pura filfa, discurso, relato. Pero si realmente creen que para que triunfe la justicia hay que contraponer personas a empresas, conviene recordarles que las empresas más afectadas por esta crisis van a ser miles de pymes de la restauración, los servicios, el transporte. Pymes que dirigen personas y en las que trabajan personas. Las exenciones son especialmente para ellas, para quienes más dificultades afrontan. Salvando empresas se salva empleo. Y dejando a las empresas hundirse se pierde. Es una ecuación muy sencilla.