El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife encargó a la Universidad de La Laguna la emisión de un estudio para averiguar si el llamado "Monumento a Franco", sito en la avenida de Anaga, cumple o no lo previsto en la Ley de Memoria Histórica. El informe de los expertos -que ha costado a las arcas municipales 60.000 euros- es concluyente, ya que dicho monumento incumple la ley, por lo que procede la retirada de su emplazamiento.

Veamos, el Monumento a Franco fue una iniciativa del que fuera gobernador civil de Tenerife Pablo Abril, encargándolo al afamado escultor Juan de Ávalos. Se trata, por tanto, de un conjunto escultórico que embellece la ciudad, tan escasa de obras escultóricas.

La propuesta de retirar de la vía pública el referido monumento es desacertada porque a pesar del motivo que inspiró a las autoridades y pueblo tinerfeño para su erección, en la actualidad nadie, o casi nadie, lo relaciona con la figura de Franco, ni con la guerra civil española, ya que ven un monumento de gran belleza artística que debe ser conservado.

Me gustaría centrar la atención de los lectores en otro grandioso monumento emplazado en la plaza de España, frente al Cabildo de Tenerife. Un monumento que, no lo olvidemos, fue construido para exaltar la memoria de los caídos del llamado bando nacional durante la contienda civil (1936-1939), como así se hizo constar en su momento mediante una inscripción en el mismo, cuyo lema fue modificado años después por el que luce en la actualidad: "Tenerife en honor a todos los que dieron su vida por España", es decir, en recuerdo a todos aquellos que sin distinción ideológica murieron por la patria. Pues bien, ¿alguien pretendería ahora su desmantelamiento basándose en que representa a los muertos que lucharon a favor de Franco durante esa contienda y, por consiguiente, por tratarse de un monumento ligado a la ideología de los vencedores de la guerra civil? Supongo que no, aunque cualquiera sabe, porque se trata de un conjunto monumental que al igual que el que motiva este artículo, el llamado "Monumento a Franco", forma parte del patrimonio artístico de la ciudad santacrucera, protegido por la Ley 4/1999 de Patrimonio Histórico de Canarias y está catalogado y protegido como Bien Histórico Artístico en el Plan General de Ordenación de la ciudad, por lo que debe conservarse y protegerse, ya que por encima de cualquier connotación política o ideológica es una obra artística de incuestionable valor patrimonial.

Quienes defienden estos monumentos para que sean conservados no defienden a Franco ni a su Gobierno dictatorial, sino a unas magnas obras artísticas cuyo desmantelamiento supondría también un error, además de un atentado.

¿Y qué hacer con el "Monumento a Franco"? ¿Retirarlo? ¿Desmantelarlo? ¿Mantenerlo? ¿No será mejor resignificarlo? Este puede ser un debate para que las autoridades municipales decidan ya, de una vez, el futuro que merece. Creo que esta obra de arte debe mantenerse en el lugar donde se halla, aunque debe explicarse y contextualizarse. La actuación que se haga debería ir mas allá, tratando de conseguir una interpelación de la ciudadanía, de modo que cualquier observador vea en él algo más que un simple decorado digno de ser captado por una cámara fotográfica.

¡Ah!, no olvidemos tampoco que el monumento en cuestión fue costeado por los tinerfeños mediante suscripción popular, por lo que corresponde al pueblo isleño decidir sobre su futuro. Ese es su derecho.