La respuesta del ministro José Luis Ábalos a la interpelación presentada por la diputada Ana Oramas fue preocupante. Ábalos -que, como ocurrió en su día con Pepe Blanco, es secretario de Organización del PSOE y al mismo tiempo responsable del departamento de Fomento- reconoció como muy verosímil que las compañías aéreas hayan llegado a acuerdos bajo cuerda sobre aumentar sus tarifas y aprovechar así el aumento de la compra de billetes, algo que ha denunciado CC (y también NC hasta la plasmación del 75 % de subvención en los presupuestos generales de 2018). Son incrementos de los precios de entre un 20 % y un 40 %. Pero el resto de la intervención ministerial rondó lo estrafalario, como cuando Ábalos dijo que se cruzarían los datos de los billetes subvencionados con la Agencia Tributaria a ver si los que más se benefician son los ricos, los pobres o los mediopensionistas.

De inmediato funcionó el mecanismo diseñado -más o menos- para responder a las tonterías, cinismos y descuidos del Gobierno central desde el pasado julio. Por parte socialista, alguien, generalmente Chano Franquis, cuando no el propio secretario general de los socialistas canarios, Ángel Víctor Torres, llama al ministro o a su jefe de Gabinete para explicarle que, por el amor de Dios, no les hagan esa putada, que enseguida brincan los de Coalición Canaria, y se trata de que los coalicioneros no consigan colar que el Ejecutivo regional está subordinado a Pedro Sánchez y otras monstruosas falsedades, por lo que ni una sola palabra madrileña debe avalar las denuncias nacionalistas, a ver si la espichan de asco de una vez. Ahora, cuando se ha decidido ir a elecciones de nuevo, esas llamadas se siguen atendiendo rápido, y en 24 horas Ábalos aseguró que la subvención del 75 % no se toca y que lo de cruzar datos con la Agencia Tributaria es casi una curiosidad estadística suya, una manía de coleccionista de curiosidades, algo casi comparable con la filatelia. Paralelamente Nueva Canarias, por lo general Román Rodríguez, hincha el pecho y proclama que el 75 % es una conquista histórica, irrenunciable, irremplazable, un logro eterno como los trajes de Carolina Herrera del vicepresidente, una fúlgida luna que pisó por primera vez el astronauta Pedro Quevedo, y cuando Ábalos se retracta o reinventa su discurso, NC lo achaca a su valiente y a un tiempo respetuosa presión política sobre los ministros de Sánchez.

Solo una fuerza política -Podemos- advirtió lo que ocurriría con el sistema del 75 % de descuento en los billetes aéreos a cuenta de los presupuestos generales del Estado: que al final operaría más como una subvención a las compañías aéreas que como una ayuda a la movilidad de los viajeros residentes. Existen ya las suficientes evidencias empíricas para sostener que es un sistema ineficiente: estimula la demanda pero no puede evitar la picaresca empresarial a gran escala. Una solución más eficiente, eficaz y controlable consiste en el establecimiento de más obligaciones de servicio público para garantizar la conectividad y moderar los precios. Pero eso es mucho curro político y técnico. Y el Gobierno está en funciones. Y habrá elecciones en noviembre. Y hasta el próximo enero aquí nada se moverá y todo -irrenunciable, irremplazable y eternamente- será prometido.