Hay noticias difíciles de entender, incluso en estos tiempos en los que uno ya entiende casi todo. Sí Podemos Canarias, que es una variedad floral del intrincado mapa de Unidas Podemos, aboga en el Parlamento de Canarias por una moratoria urgente al crecimiento turístico y por discutir la capacidad de carga del territorio de las Islas.

La incapacidad para entender la propuesta viene, mayormente, porque Canarias se enfrenta al panorama inmediato de un brusco descenso en el número de turistas. O lo que es lo mismo, que no hace falta que hagamos ninguna moratoria porque ya nos la van a hacer por la vía de la recesión económica que afectará al mercado emisor de Alemania y por el desastre económico que causará el brexit en Gran Bretaña.

Podemos aboga por un modelo de turismo sostenible que no deteriore el bienestar de la población residente. Pero una de las cosas que más deteriora el bienestar es el paro, la falta de trabajo y de recursos económicos que hoy afecta a más de doscientos mil canarios y canarias. La venta de servicios turísticos ocupa entre un 3 y un 4% del suelo de las Islas. Con ese porcentaje de ocupación supone el 30% del PIB del Archipiélago y ocupa al 40% largo de la mano de obra.

Me parece a mi que el mayor daño que se ha causado a la sostenibilidad no ha sido producido por los guiris, sino por la autoconstrucción de las medianías y el crecimiento desordenado de una población que ha crecido sin orden ni concierto, vertiendo sus residuos a los barrancos o al mar, obligando al sobrecosto de tender redes de saneamiento y abastecimiento de agua y electricidad que invaden como una malla todas nuestras laderas.

Canarias debería plantearse muy seriamente si la capacidad de carga de su economía no está excedida. Si podemos seguir importando mano de obra barata mientras hay miles de personas en las listas del paro. Y si no conviene que empecemos -porque es un proceso muy largo y complejo- a definir otro modelo más equilibrado de economía, donde pongamos en valor la situación estratégica de las Islas en el terreno del comercio internacional o el desarrollo del futuro mercado africano.

Pero todo eso, que implica cambios de legislación y de mentalidad que hoy ni se plantean, tiene que hacerse sobre una realidad. Estas islas viven del turismo. Es lo que nos da de comer aunque sea con las deficiencias de unos salarios muy bajos y una externalización de los beneficios basada en el gran protagonismo de capitales foráneos. Plantear la posibilidad de una moratoria del único negocio que funciona y que nos llena los bolsillos es asombroso. Sobre todo porque lo previsible para el próximo año es que suframos un desplome en las cifras de visitantes. Y si hay más parados, cae la recaudación del IGIC y la economía canaria se resiente, esta petición de Sí Podemos de una moratoria nos va a parecer como una broma en medio de un velatorio.