De pequeño había escuchado muchas veces que "la cáscara aguanta el palo"; o sea, que si uno cuidaba en demasía la parte periférica de nuestro cuerpo, con excesos de limpieza y atenciones, al final el palo de nuestro organismo se ve afectado. La sabiduría popular, como siempre, sale en nuestro auxilio para manifestarnos lo que la ciencia alcanza con su método propio: la piel posee sus autodefensas y protecciones naturales que cuidan y protegen nuestro organismo.

Esta realidad corporal nos puede servir para imaginar nuestra dimensión social de la que también formamos una dimensión corpórea. El cuerpo social necesita también ciertos cuidados dermatológicos que sirvan de protección. Una sociedad poco sensible a la estética y al orden suele ser una sociedad enferma de discordia y conflictividad. Alguien me comentó hace poco que "el orden nos ordena", de tal manera que si habitamos un ambiente feo y desordenado la vida social se desestructura. Este es el gran servicio que prestan las artes en general como generadoras de cultura de Neón en una sociedad. Es como cuando acabamos de lavar el coche y notamos que conducimos mejor y somos más prudentes. El orden y la limpieza nos ordena...

No debiéramos despreciar los esfuerzos estéticos como medios facilitadores de la convivencia. El protocolo nos ayuda a comprender la misión social de las instituciones y nos ofrece la posibilidad de ordenar la convivencia. Siempre y en todo, "la cáscara guarda al palo".

Tal vez nos ayude a entender aquella frase de Dostoieski, citada por el papa Benedicto XVI en su encíclica sobre la esperanza: "Podemos vivir sin pan, pero no podemos vivir sin belleza". O llevado más atrás en el tiempo, siempre será cierto que "No solo de pan vive el hombre". Las dimensiones culturales y espirituales deben ser tenidas en cuenta para lograr una sociedad a la altura del ser humano.

Los excluidos, los refugiados, los pobres, aquellos a quienes debemos cuidar socialmente con predilección y preferencia, no solo necesitan que aliviemos sus necesidades materiales. Hemos de ofrecer el bien con el decoro de una adecuada atención. También al ayudar al hermano hemos de cuidar la cáscara y no imaginar que con tener cubiertas las necesidades materiales ya hacemos humano al ser humano que sufre. La dignidad de la persona merece la significación de la acogida y atención. En esto también hemos crecido las instituciones sociales que, como Cáritas, han comprendido que "hay que hacer bien el bien que hacemos".

Porque la "cáscara guarda el palo".

Juan Pedro Rivero González

*Delegado de Cáritas diocesana

de Tenerife

@juanpedrorivero