Se ha despedido de este mundo una persona entrañable. El doctor Alfonso Chiscano, famoso cirujano del corazón, Medalla de Oro de Canarias, ha fallecido recientemente, a los ochenta y un años de edad. Natural de Tenerife y establecido en San Antonio de Texas, se involucró en una serie de proyectos culturales y empresariales que vinculaban Canarias con aquel estado norteamericano.

Quisiera destacar su proyecto más ambicioso: un monumento a las quince familias canarias que en 1731 -hace casi tres siglos- fundaron San Antonio, denominado San Fernando de Béxar en esa fecha. La monarquía hispánica quería consolidar la frontera norte del virreinato de Nueva España, cuyo epicentro era el México de hoy, y Texas colindaba con la Luisiana, posesión francesa en aquel entonces. En ese linde americano sólo existía un enclave militar o presidio, amén de varias misiones franciscanas, con sus ranchos de indios, a lo largo del río San Antonio. Los isleños siempre habían sido buenos colonos de frontera y sirvieron bien a los intereses de su rey. A lo largo del siglo XVIII se calcula una emigración de unos 15.000 canarios a la América, una cantidad pequeña para una población total de 168.000 habitantes en el Archipiélago a finales de la centuria, pero que ha dejado su huella en aquel continente. Los arribados a San Antonio se enfrentaron a dificultades de todo tipo en los primeros años: sequía, calamidades, conflictos con el presidio y las misiones, ataques comanches, etc. Pero ese mismo año de la fundación ya habían constituido el primer ayuntamiento en aquel vasto territorio, mucho más grande que la España actual. Todos los regidores de aquel Cabildo eran isleños. Hoy todavía existe el mismo sistema canario de heredamientos de aguas en Texas, donde algunos descendientes de aquellos fundadores llevan con orgullo el recuerdo de sus antepasados.

El doctor Chiscano se convirtió así en embajador de la Asociación de Descendientes de las Islas Canarias en San Antonio de Texas, en relación a su proyecto más espectacular: un monumento a los fundadores isleños en el corazón de aquella ciudad. Se eligió como emplazamiento la plaza de las Islas Canarias, enfrente del palacio de justicia, construido en el mismo solar donde existió la casa de Juan Leal Goraz, natural de Lanzarote y su primer alcalde en 1731. Consistirá en cinco figuras de bronce, de tamaño natural y estilo realista, encargadas al escultor Armando Hinojosa, que posee una gran experiencia en la creación de monumentos históricos en aquel estado norteamericano. Estas estatuas representarán a los protagonistas de la historia más antigua de Texas: una pareja de pobladores isleños, un militar del presidio, un fraile misionero y un indio, que parecen dialogar entre sí.

Nuestro médico tinerfeño había movilizado a instituciones educativas, culturales y empresariales de Texas, amén de instituciones públicas de Canarias. En 2017 estaba inmerso en una estresante carrera contra reloj, con el fin de recaudar los fondos necesarios para este monumento. Un grupo de amigos quisimos poner nuestro granito de arena y organizamos en noviembre de ese año una lectura teatral sobre la fundación canaria de San Antonio en la Casa de Canarias en Madrid. Ante un público entusiasta el actor canario Paco Déniz dio vida al citado alcalde Juan Leal, en una recreación histórica elaborada por el que escribe estas líneas. Con su excelente dicción isleña, Paco Déniz nos transmitió la emoción de aquel fundador de San Antonio, que a la vejez narra su vida aventurera en América a un supuesto sobrino de Lanzarote. Nuestro admirado amigo Chiscano nos dirigió unas palabras a los asistentes al acto, a través de una conferencia telefónica trasatlántica. Una velada memorable?

Confío en que el legado de este atlante trasplantado a tierras lejanas no se pierda y veamos pronto su monumento soñado en aquella plaza de San Antonio de Texas, una forma sutil de inmortalidad.

*Investigador del CSIC