Decir que si no hay nuevo Gobierno no habrá transferencias en carreteras es como afirmar que si no se aparece la Virgen no va a llover. O lo que es lo mismo, que no habrá tal financiación porque lo más previsible que no haya investidura. España tendría que funcionar con independencia de los tiempos electorales, cada vez más absortos en los intereses de la partitocracia reinante. Pero hay siete mil millones de las Comunidades Autónomas retenidos por la Hacienda central como forma tramposa de hacer un ajuste del déficit público en pelambrera ajena. A día de hoy, las Islas siguen teniendo las mismas telarañas de siempre en los bolsillos. Las fotos sonrientes y el buen rollo están muy bien, pero no estamos en condiciones de aguantar lánguidamente hasta comienzos del próximo año. Podemos cantar de nuevo aquello de "Madrid me mata". Antes con desprecios y hoy con cariñosas palmaditas. Pero el resultado es el mismo.