El curso comenzará este año en algunas comunidades con la mejor ratio de alumnos por aula de la última década, con una media de 21 niños por clase. La tradicional algarabía, follón y anarquía de las aulas, con cuarenta chavales, como en mis tiempos, en una misma clase, va siendo sustituida por grupitos de infantes que más que para un pupitre van a tener espacio para una cama cada uno.

No es que haya que alentar la natalidad, es que nos vamos a extinguir. A la España vacía como gran concepto (acuñado por el escritor Sergio del Molino) definitorio de en qué se puede ir quedando el solar patrio, hay que añadir el de aulas vacías. Cualquier día, nuestros hijos en vez de ir a un colegio parecerá que van a clases particulares.

Dicen los expertos que esto puede redundar en una mejor calidad de la enseñanza. Soy escéptico. Los métodos, el método educativo, sigue siendo el mismo haya los niños que haya. Eso sí, ahora el profesor tiene más fácil saber el nombre de cada alumno.

-Gutiérrez, deje de comer caramelos.

El siguiente paso, lógico pero cruel, al descenso del alumnado podría ser el descenso del número de profesores. Bueno, en lugares como Andalucía ya está habiendo recortes y despidos. Triste. Despedir a un profesor es como matar a un padre, como abofetear a un hermano, no sé, tal vez como despedir a la inteligencia para ahorrar y poder echar alquitrán a un camino para que pasen coches y así cubrir en cinco minutos menos un trayecto de veinte.

La media es aún menor en Infantil en determinados enclaves, 20,7 por clase. Yo me haría amigo del coma siete. Como mucho, ahora un niño o niña puede tener 20,7 amigos de su clase. Podría ser el paraíso de los insociables. El oasis de los tímidos. Grandes ciudades con clases de las que se estilan en la España rural. 20,7. Cuando los dividan para realizar actividades optativas o extraescolares habrá grupetes de tres o de diez. Ni para un equipo de fútbol. Tal vez todo degenere en un auge de los deportes minoritarios. En cualquier caso, la mayoría de los niños lo que está deseando es pillar el móvil, no tener más compañeros en clase.

"La educación es algo admirable, pero está bien recordar de vez en cuando que nada que merezca la pena saber puede ser enseñado", dijo Oscar Wilde, que vaya usted a saber si se educó en un aula llena de zangolotinos o en una tan vacía que le permitiera concentrarse en sí mismo y pensar. Ser diferente y ocurrente. Nadie le enseñó a escribir. No tiene pinta de que se desenvolviera muy bien en el recreo.