Ya tenemos cincuenta mil parados más en España. Agosto nos salió mal. Es verdad que se trata de un mes en el que siempre se destruye empleo por las vacaciones. Pero es verdad también que mientras en la hostelería se siguen creando puestos de trabajo, el resto de sectores los está eliminando poco a poco. Y la hostelería, con los últimos datos, el descenso de llegada de extranjeros, incluso el bajón del gasto de los turistas, no pinta bien en Canarias. Bonito panorama.

Se nota que el mercado laboral va cayendo. Los datos son peores que el año pasado. La caída de afiliados a la Seguridad Social es apreciable y comienza a ser alarmante. Y el incremento del paro es el más alto desde 2010. ¿Lo quieren, lamentablemente, más claro? No se equivocaban los expertos. Vamos a una desaceleración económica más que anunciada.

Así todo, en el escenario de incertidumbre política y económica en el que estamos, no se lo tomen a la tremenda. Porque visto los visto, con un Gobierno inestable, en funciones, con partidos políticos sin capacidad de dialogo, no son tan malos datos. Podría ser peor. Yo tengo esperanzas de que no vaya a más. Pero los empresarios son los primeros en asustarse y no contratar cuando pinta mal, y tiene cierta lógica. Y todos no somos empleados públicos para cobrar un sueldo seguro a fin de mes. Me da que la fiesta se acabó.