Si Santa Cruz de Tenerife quiere convertirse en un destino turístico potente, en una isla que se alimenta en gran parte del tráfico y estancia de visitantes, debe cuidar hasta el más mínimo detalle. No solo sus playas, su verde pulmón de Anaga y otros atractivos naturales y artificiales o sus comunicaciones y su oferta cultural, también su aspecto. Y no existe mejor cualidad para lucir una buena imagen que la limpieza. Máxime en una capital que recibió en 2018 a 2,3 millones de visitantes, un 2,5 por ciento más que en el anterior ejercicio.

Pero los datos no acompañan, al menos los reflejados por un estudio que realiza la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU) cada cuatro o cinco años. En la última encuesta, en la que ciudadanos de 60 ciudades españolas opinan sobre los servicios de limpieza, la capital tinerfeña sale puntuada como una de las más sucias de España, perdiendo 13 puntos respecto a la estadística anterior. Los vecinos expresaron su opinión sobre la situación de la limpieza en calles y aceras, sobre el estado de parques y jardines, sobre los excrementos animales, el entorno de los contenedores, la contaminación y el aseo en los barrios de la periferia, y Santa Cruz de Tenerife no salió muy bien parada, más bien al contrario, quedando en el 'ranking' como la cuarta más sucia de España.

Además de ser importante para la salud, para evitar el contagio de enfermedades o alergias y para contar con espacios más cómodos para vivir, la limpieza es fundamental para que los diferentes útiles y herramientas de la ciudad sean más duraderos, ya que al mantenerse limpios funcionan mejor, no se dañan y no se transforma su función original.

Consciente de todo ello, y mientras los tribunales dirimen quién ostentará la titularidad de la gestión del servicio en Santa Cruz, la alcaldesa, Patricia Hernández, y su equipo han decidido acometer un plan de limpieza "en profundidad" que abarcará los cinco distritos y los 81 barrios de la capital con más de 50 acciones. El lunes pasado comenzaron unas labores que se dilatarán hasta el 7 de noviembre.

El barrio de El Toscal ha sido elegido como la primera zona del plan, ya que se busca alejar el dispositivo de la vida ordinaria y agosto es el mejor mes para ello. No obstante, los trabajos ocasionarán problemas a los vecinos por la retirada de vehículos para que la maquinaria funcione correctamente. Tras El Toscal le tocará el turno a Duggi, después a Ofra, Salud-La Salle, Suroeste-Anaga y Centro-Ifara. Es decir, un zafarrancho de limpieza en toda regla que, además, no supondrá ningún sobrecoste para las arcas municipales. Se trata de un dispositivo de cuatro máquinas y ocho operarios que apoyarán al personal que trabaja habitualmente en cada zona.

El plan ideado por el nuevo equipo municipal contempla la limpieza de las calles en cuanto a suciedad y malos olores, como los provocados por la orina de las mascotas, mientras que otros aspectos como los parques y jardines, las pintadas, los contenedores y los solares quedarán fuera del mismo. En lo que respecta a los parques y jardines, se está trabajando en un pliego ambicioso que tardará más tiempo en ponerse en marcha para no solapar ambos proyectos.

Santa Cruz, en definitiva, debe acabar con la suciedad y lucir como merece, pero para ello es básica la concienciación ciudadana, es de obligado cumplimiento utilizar las papeleras y demás implementos con tino y comprender que las calles no son un cenicero, ni un camino de chicles ni un retrete para las heces de los animales. Es una cuestión de aunar esfuerzos entre todos, como ocurre en un sinfín de capitales españolas, por cuyas calles da gusto pasear.